Así, la política de algunas grandes superficies de “achuchar” a los fabricantes tradicionales imponiendo precios más bajos en favor de sus marcas blancas ha hecho que muchas firmas hayan optado por reducir la producción para ser rentables en el mercado, según confirma uno de los responsables de Sancho Melero, Jaime Sancho, compañía que se sitúa como la mayor productora de mantecados en Antequera con unas 900 toneladas sólo este año.
Tradición, modernidad y buen hacer se dan la mano en la producción de mantecados, industria que emplea a más de un centenar de trabajadores entre empleados fijos y eventuales durante toda la campaña, y que roza niveles de facturación de hasta cinco millones de euros. “De media contamos con más de 35 personas trabajando en la fábrica, en su mayor parte mujeres, que gozan de una gran delicadeza en estos de hacer y liar mantecados” explica el gerente de La Antequerana, Guillermo Ramos, fábrica mantequera constituida como la más antigua de la ciudad de El Torcal.
El saber mantequero de Antequera cuenta, según detallan los expertos del sector, con una tradición muy antigua, incluso mayor a la de municipios cercanos y muy importantes en esta industria como Estepa. “Sin embargo, no hemos sabido mimar nuestra marca, y la fama se la han llevado otros”, añade el portavoz de Sancho Melero.
Los surtidos que salen desde las fábricas de la ciudad son muy variados: mantecados dobles de canela, delicias a base de aceite de oliva o alfajores, entre muchos otros. La tradición es la cualidad que pervive en la producción de esta delicia, que cuenta con otro importante productor en Antequera bajo el sello de La Perla, fábrica que cuece en honor de lecha y que sigue manteniendo la figura de las ‘liadoras’ y ‘formadoras’ de dulces.
No obstante, el secreto mejor guardado sigue estando en los conventos. Las monjas de clausura elaboran decenas de kilos semanales de mantecados. El convento de mayor tirón es el de Belén, que cada fin de semana recibe a más de 40 turistas.