Este viernes se cumplen diez días desde que Susana Carmona y su hija fueron realojadas por Procasa en un albergue de Cádiz tras tener que dejar su vivienda de alquiler en el barrio de Santa María en plena cuenta atrás para ser desahuciadas por los impagos.
Desde entonces, su día a día transcurre entre los colegios públicos en los que trabaja como limpiadora y las cuatro paredes de la habitación en la que duerme con su hija de 10 años. Hoy renovará una estancia de otros diez días más y mucho se teme que, salvo un milagro, su estancia allí vaya para largo.
Cuenta Susana que lo que peor lleva es compartir baño “con gente extraña” y ver a su hija sufrir. “Cada noche tengo que tranquilizarla y la he llevado a su pediatra por el pánico que siente cada vez que entra por las puertas.
Parece que llevo dos meses allí, esto se me está haciendo eterno. Es un infierno”, señalaba ayer a VIVA CÁDIZ horas después de concentrarse con varias compañeras en la plaza de San Juan de Dios para reclamar una vivienda “que pueda pagar” al Ayuntamiento y seguirá haciéndolo cada día cuando su trabajo se lo permita. Lo hizo con varias compañeras y mostrando las fotos de la infravivienda en la que ha vivido los últimos años y que dejó de pagar por su estado ruinoso y la falta de obras del propietario.
El alquiler era “asequible”, 350 euros, teniendo en cuenta que gana poco más de 900 euros, pero se negaba a seguir pagando por una casa con problemas de insalubridad, humedades y grietas, pero también es consciente de que no puede seguir mucho más tiempo en el albergue. “Esto no es un sitio adecuado para una niña. ¿Qué me van a tener ahí metida años?”, lamenta.