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Sábado 23/11/2024
 

Cádiz

Los ?Pixels? llevan a Patrick Jean de internet a Hollywood

En sólo 24 horas un millón de personas vio en internet el corto de animación Pixels de Patrick Jean, un director novel que dos semanas después volaba de París a Hollywood para negociar con las grandes productoras un presupuesto millonario con el que llevar su idea a la gran pantalla.

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En sólo 24 horas un millón de personas vio en internet el corto de animación Pixels de Patrick Jean, un director novel que dos semanas después volaba de París a Hollywood para negociar con las grandes productoras un presupuesto millonario con el que llevar su idea a la gran pantalla.

“No me lo esperaba. Para mí era una especie de prototipo para mostrar lo que era capaz de hacer, pero no esperaba conseguir tanto”, explicó Jean, quien ultima los detalles con la compañía del actor Adam Sandler (Happy Madison) para desarrollar una superproducción de más de 20 millones de dólares (15,7 millones de euros).

Una pantalla de televisión abandonada en una acera de Nueva York explota y de su tubo catódico escapa una nube de pixels de colores que se transforman en los personajes de los videojuegos más populares de los años ochenta, convertidos en un clan dispuesto a arrasar la Gran Manzana.

En Pixels, Pac Man cobra vida para devorar las estaciones de metro de Nueva York como si la red del suburbano fuera un inmenso juego de comecocos, los marcianitos de Space Invaders desintegran los taxis amarillos en cubos geométricos, el simio Donkey Kong lanza barriles desde lo alto del Empire State y los bloques del Tetris desmantelan los rascacielos de Manhattan, hasta la total pixelización del mundo.

En dos minutos y medio, el cortometraje, con un presupuesto de menos de 10.000 euros, desarrolla una simpática trama inspirada en Tron, la película de ciencia ficción que llegó al cine en 1982 para contar la vida de un programador que se introduce en los circuitos informáticos, donde los videojuegos cobran vida.

“Dailymotion colocó la película en la portada de su web (el pasado abril). Eso ayudó mucho. Después la gente empezó a intercambiar la película en Facebook y llegó hasta un director famoso, Edgar Wright (autor de Shaun of the Dead y de Hot Fuzz), quien hizo un comentario en su Twitter”, relata.

La capacidad de propagación de los foros sociales y el desarrollo de aplicaciones informáticas de animación se conjuraron para que Jean pudiera vivir su propio sueño americano.

Poco después volaba a Los Ángeles para reunirse con responsables de una quincena de productoras, entre ellas las gigantescas Dreamworks, Sony Pictures, Pixar o Paramount. “Recibí llamadas de todo el mundo. Fue muy interesante”, dice Jean, de 32 años, quien finalmente, se decidió por Happy Madison.

“Estamos trabajando. Tenemos la idea principal y los personajes, lo que necesitamos ahora es conseguir los derechos de los videojuegos para llevarlos al cine, que no es fácil”, comenta Jean, que quiere “hacer una 'película apocalíptica' en la que se utilicen actores reales y animación”, con los ochenta como escenario y buscando a las musas “en los 'Cazafantasmas' y cosas así”.

Cuenta con que terminar el largometraje les lleve más de tres años, un proyecto en el que estará completamente involucrado, tanto en la redacción del guión como en la dirección de la cinta.

“Creo que podríamos decir que mi vida ha cambiado completamente en medio año”, confiesa Jean, quien no esconde que está empezando a acostumbrarse a recibir llamadas de periodistas y a ajustar presupuestos de ocho cifras con los productores.

Aunque dice que tuvo un golpe de suerte y que el mundo del cine “no funciona así”, lo cierto es que no es el único realizador de ciencia ficción que recientemente ha saltado de internet a los grandes estudios, un proceso similar al de Neill Blomkamp y su oscarizada District 9, producida por Peter Jackson, director de la saga El Señor de los Anillos.

Su historia no es tan diferente de la del peruano Ricardo de Montreuil, que concreta con Universal cómo llevar su corto The Raven al cine, o a la del uruguayo Fede Álvarez, que encontró en Sami Rami el padrino perfecto para convertir su film.

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