Las noticias que la cantante ha protagonizado desde el pasado noviembre han ido dando cuenta de la espiral de autodestrucción en la que Aguilera estaba metida, y cada vez su situación ha ido empeorando.
Se divorció, encontró un nuevo -y conflictivo- novio, confundió la letra del himno nacional de EEUU en la Super Bowl ante una audiencia de millones de personas, se cayó mientras actuaba en los premios Grammy y fue arrestada por intoxicación en público.
Cuando ya no parecía haber esperanza para una Aguilera sin rumbo, la joven ha renacido de sus cenizas y ha conseguido un nuevo trabajo como jueza del reality show de cantantes The Voice, que le ha devuelto la ilusión y la estabilidad.
"Creo que es el momento perfecto de mi vida para hacer este programa después del año pasado, en el que ha habido obvios percances", ha declarado Aguilera a la revista Parade.
"Ha habido baches en el camino que desgraciadamente todo el mundo ha presenciado y juzgado", reconoce, aunque por suerte se lo toma bien: "Me puedo reír de mis propias caídas y experiencias vitales porque las estoy superando".
Y es que la artista tiene claro que es "humana" y puede equivocarse, y que lo importante es "demostrar que eres lo bastante fuerte para intentarlo otra vez y saber que irá mejor".