En los últimos años han aumentado las discrepancias entre las personas que están a favor de que se mantenga la Madrugá del Viernes Santo y las que opinan en cambio que las hermandades deben recogerse antes para evitar verse solas en la calle o con un público que pudiera ser no del todo deseable.
Los hosteleros son de los que piensan como es lógico que sí debe haber Madrugá, por lo que han reclamado un año más que se haga todo lo posible para mantener esta jornada nocturna.
El presidente de la patronal del colectivo, Antonio de María, aseguró que esa noche tan especial “está perdiendo su embrujo”, razón por la cual ha mermado el ambiente y muchos bares optan directamente por no abrir.
Hay que recordar que desde que la Hermandad de Sanidad se pasó al Martes Santo y Medinaceli adelantó su horario en dos horas, se produce un corte entre Descendimiento y Perdón en la Carrera Oficial de dos horas. Esta circunstancia unida a que son unas horas delicadas para mantener a la gente en la calle si no hay movimiento, hacen que el consumo caiga hasta el punto que los establecimientos se planteen no abrir: “Al final es la pescadilla que se muerde la cola, si no sotros no abrimos también decae el ambiente en las calles y al final todo contribuye a lo mismo”, aseveró el presidente de Horeca.