El Nazareno blanco, el Nazareno del Amor, volvió a marchar con su cruz a cuestas por el centro de la ciudad ante un público fervoroso y encandilado ante la imponente talla de José Rivera García
El Nazareno blanco, el Nazareno del Amor, volvió a marchar con su cruz a cuestas por el centro de la ciudad ante un público fervoroso y encandilado ante la imponente talla de José Rivera García. En la maniobra de salida la cruz del Cristo rompió un trozo del dintel de la fachada de la puerta de San Francisco. Pero ello no impidió el vistoso caminar de esta cofradía camino de la Catedral por el pasillo que conforma San Francisco hasta Nueva, San Juan de Dios y Pelota, eliminado ya su paso por Santiago Terry tras el cierre de la Residencia de mayores Alvernia. El paso de Nuestra Señora de la Esperanza, arropada por la gran cantidad de público que atestaba la plaza de San Francisco, hizo gala de su elegancia a lo largo de todo el camino.