La meteorología apunta a que las fechas en las que tradicionalmente se celebra coincide con una época en la que la temperatura comienza a descender respecto a otros meses. Los más creyentes, sin embargo, lo asocian a una señal de purificación. Lo que parece claro es que, de una manera u otra, la Semana Santa siempre suele estar acompañada por lluvia. Muchos años le ha salpicado impidiendo alguna salida procesional, aunque lo ocurrido este año sienta un
precedente que rara vez se recuerda: la lluvia se ha cebado con la Semana Santa.
Pocas son las salidas procesionales que han tenido la suerte de poder salir aprovechando alguna tregua entre
fuertes vientos y lluvias continuas. En Chipiona, tan
solo pudieron completar su estación de penitencia tres de las seis que completan el calendario cofrade de la localidad: Nuestra Señora de la Piedad pudo salir el Miércoles Santo, mientras que la Hermandad del Cautivo respiró aliviada al poder hacer lo propio con sus dos titulares en el Jueves Santo: Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de los Dolores, aunque en todos los casos tuvieron que buscar distintas fórmulas para combatir a la inestabilidad del tiempo que pasaron por el
adelanto de su hora de recogida o, en el caso de la Piedad, también del atraso en la salida.
No corrió la misma suerte la Agrupación Parroquial de Cristo Rey en su Entrada Triunfal en Jerusalén el Domingo de Ramos, aunque las marchas celebradas en el interior de la Parroquia de Nuestra Señora de la O como alternativa despertó muchos sentimientos en una tarde cargada de emociones. Tampoco pudieron realizar su estación de penitencia las dos salidas procesionales del Viernes Santo: ni el Santísimo Cristo de las Misericordias ni María Santísima de la Soledad, por lo que la Semana Santa 2024 de Chipiona no pudo echar el cierre de la manera más esperada.
Caras tristes y lágrimas de desolación ha sido la estampa más recurrente en una Semana Santa donde otros también han sonreído. Tantos litros de lluvia, además de frustrar las salidas procesionales, también han servido para subir el nivel de los pantanos y
aliviar una situación de sequía que podría calificarse como alarmante. Será una Semana Santa recordada como funesta por muchos, aunque, al mismo tiempo, como la Semana Santa en la que se obró un milagro por otros.