Filmada en blanco y negro y en formato cuadrado, "La tragedia de Macbeth" llega el próximo miércoles a salas de cine de forma limitada y el viernes a Apple TV
Con una puesta en escena teatral y austera y con ecos del cine expresionista alemán, Joel Coen debuta en la dirección en solitario con una adaptación de "Macbeth" en la que brillan las interpretaciones de Frances McDormand y Denzel Washington como unos Lord y Lady Macbeth ya entrados en años.
Filmada en blanco y negro y en formato cuadrado, "La tragedia de Macbeth", que llega el próximo miércoles a salas de cine de forma limitada y el viernes a Apple TV, se aleja radicalmente del naturalismo y el humor satírico de sus trabajos anteriores, realizados siempre junto a su hermano Ethan.
Fue McDormand, productora del filme y pareja de Joel Coen, quien le propuso inicialmente dirigir una adaptación para el teatro del clásico de Shakespeare de 1606, origen que explica en buena medida la fidelidad estética del filme a los parámetros escénicos, según contó el director en octubre pasado en su presentación en el Festival de Nueva York.
Los temas siempre vigentes del ansia de poder, la corrupción y la tiranía adquieren en esta versión una nueva perspectiva gracias a la elección de unos actores que ya han pasado la mediana edad, acechados por el hastío vital, en una apuesta casi a la desesperada por llegar a lo más alto.
Washington, de 67 años, está en todas las quinielas para las nominaciones a los Óscar por su Macbeth tranquilo, introspectivo, algo apocado y azuzado en su deriva radical por una temeraria e implacable Frances McDormand.
Él tiene ciertas reservas, pero cae -o se deja caer- en las tácticas manipuladoras de su esposa quien le convence de que el asesinato es el camino más rápido para alcanzar sus fines. Macbeth no es inmune a las secuelas de una vida al pie del campo de batalla, mientras que Lady Macbeth ha visto frustrados sus deseos de tener hijos.
La crítica ha destacado también el trabajo de Kathryn Hunter, en una asombrosa transformación para interpretar al trío de brujas que predice al inicio de la historia que Macbeth será Rey de Escocia y que Banquo (Bertie Carvel) será padre de reyes pero no reinará.
De las anteriores adaptaciones cinematográficas de "Macbeth", desde la de Orson Welles de 1948 a la de Justin Kurzel de 2015 -con Michael Fassbender y Marion Cotillard al frente del elenco-, Coen dice sentirse más próximo al "Trono de sangre" (1957) de Akira Kurosawa.
Pero sus mayores referentes estéticos, según ha explicado en distintas entrevistas, han sido Carl Theodor Dryer, en particular "La pasión de Juana de Arco" (1928) y F.W. Murnau, maestro en la recreación de espacios naturales en estudio.
La película tiene de principio a fin un tono de pesadilla, con atmósferas densas en las que parece faltar el aire, una iluminación muy contrastada y una arquitectura fría, angulosa y minimalista en la que se mueven unos personajes lejanos y hieráticos.
Coen ha contado para ello con algunos de sus colaboradores habituales, como Bruno Delbonnel en la dirección de fotografía y Mary Zophres en el diseño de vestuario, además de Stefan Dechant, responsable de arte de "Avatar", en el diseño de producción.
En el reparto figuran también Brendan Gleeson como el rey Duncan que precede a Macbeth en el trono, Alex Hassell como Ross, Corey Hawkins en la piel de Macduff, Harry Melling como Malcolm y Miles Anderson como Lennox.
Fiel al texto original, "La tragedia de Macbeth" es la gran apuesta de Apple TV para la temporada de premios pero está por ver si seducirá al público un filme que puede pecar de exceso de solemnidad y que tiene entre sus principales virtudes sus aspectos estéticos, más adecuados para la gran pantalla.