Curiosa situación la vivida el pasado sábado en la banda del Pizjuán. Babá, junto a Hervás, se despojaban del chándal para saltar al césped. Corría ya el minuto 82, cuando precisamente en ese instante Spahic adelantaba a los suyos. El senegalés regresó a su lugar de origen y del banquillo ya no se movió. Dos lecturas claras. Primero, que el gol a favor tornó la situación y los esquemas. Y segundo, que la confianza en Babá y en otros es nula, porque no contó con el único delantero suplente ni cuando el Sevilla estaba más que atascado.
El fiel reflejo de un banquillo que aporta cero en Liga. Ni un solo gol y pocos minutos. Los Del Moral, Coke, Cala, Hervás..., no dan la talla.