La crisis desatada por el máximo mandatario argentino Milei con España no es nueva, pues a lo largo de su carrera, como veremos más adelante, también ha protagonizado otras crisis con otros dirigentes. Este sujeto, que más que un presidente parece por su comportamiento un payaso, maneja los hilos de la extrema derecha de su país en concordancia con otros lideres del mismo signo extremista en el mundo. Con toda la poca vergüenza, se permite venir en su primera visita a España -cuyo gobierno le permitió aterrizar en la base militar de Torrejón de Ardoz con vigilancia especial- y no se reúne ni con el Gobierno, ni con el rey, sino que vino para intervenir en la convención VIVA 24 de Vox, en la que también participaron otros líderes internacionales de ultraderecha como Marine Le Pen, Viktor Orbán y Giorgia Meloni. Al tomar la palabra el domingo en dicho acto, que tuvo lugar en el Palacio Vistalegre de Madrid. La crem de la crem de la extrema derecha.

En ese acto político, Javier Milei se refirió a Pedro Sánchez como "calaña" y llamó "corrupta" a su mujer, Begoña Gómez y vino a decir: “No saben qué tipo de sociedad y país puede producir el socialismo y qué calaña de gente atornillada en el poder y qué niveles de abuso puede llegar a generar. Aún cuando tenga la mujer corrupta, se ensucia y se tome cinco días para pensarlo”, dirigidas al presidente del Gobierno español Pedro Sánchez.

No me cabe la menor duda que esas palabras insultantes de Milei fueron orquestadas por el líder de Vox Abascal, que está en plena campaña a las europeas. Todo está dentro de un plan bien organizado por Vox y arropados por sus socios del PP.

Y no tiene sentido ya seguir con lo mismo, porque la propia organización Manos Limpias dijo que la denuncia no tenía base porque se había formulado con recortes de periódicos. Además, la propia Guardia Civil a través de la Uco ha venido a decir que no hay indicios de delito alguno en la esposa del presidente. Aún así, esta extrema derecha trasnochada y corrupta en muchos lugares del mundo, lo único que quiere es derrocar al Gobierno como sea. Aquí no es cuestión de izquierdas o derechas. Es cuestión de Estado. Ahí es donde se ven las personas y los políticos de altura para no permitir estas conductas contra nuestro país.

Pero además, Milei se permite el lujo de decir en su país en una entrevista a su TV que ha sido Sánchez el que le ha faltado al respeto a él y que se niega rotundamente a pedir disculpas, lo que la originado que el Ministro de Asuntos Exteriores ordene el regreso de la embajadora en Buenos Aires.

Con la elegancia y diplomacia a la que está obligado un mandatario, Pedro Sánchez le ha contestado que “España y Argentina son dos países hermanos cuyos pueblos se quieren y se respetan. Entre gobiernos los afectos son libres, pero el respeto es irrenunciable. Quien ayer habló no lo hizo en nombre del gran pueblo argentino”.

Pero conozcamos un poco más al economista Milei. Es un presidente que durante el inicio de su mandato ya había desarrollado un fuerte enfrentamiento con el presidente de Brasil, Lula da Silva -al que llamó "corrupto" y "comunista furioso"- y con el de Colombia, Gustavo Petro -quien comparó a Milei con Hitler después de que el entonces candidato a la presidencia argentina dijese en una entrevista que ser socialista significaba ser "una basura", "un excremento humano" y "mala persona"-. Y del presidente de Chile Gabriel Boric Milei había calificado su triunfo en las elecciones como "espantoso" y le había acusado de "empobrecer" Chile.

Milei también ha dedicado palabras muy duras contra Andrés Manuel López Obrador, presidente de México al que ya en 2022 le había llamado "patético, lamentable y repugnante", y el pasado mes de marzo con el calificativo "ignorante". Y en una cumbre conservadora en EEUU, se abrazó con el expresidente y candidato a volver al cargo, Donald Trump, refiriéndose al aborto como "una agenda asesina".

Visitó Israel en febrero y justificó las acciones militares del Gobierno de Benjamín Netanyahu diciendo que se trata de su "legítimo derecho a la defensa", y en una entrevista con la CNN en marzo dijo que "Israel no está cometiendo un solo exceso en Gaza". En cuanto a sus relaciones con el Vaticano, cuando estaba en campaña Javier Milei llegó a definir al también argentino Papa Francisco como un "comunista" y el "representante del maligno en la Tierra", pero tras convertirse en presidente se abrazó con él en el Vaticano. Un Judas auténtico vamos.

Como positivo en todo este conflicto diplomático, quiero destacar las declaraciones del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, rechazando "profundamente" los comentarios del presidente de Argentina, que calificó "fuera de tono. No es el sitio, ni el lugar, ni lo que se pide a dos países amigos hermanos". Las relaciones económicas entre ambos países son muy importantes, con 18.000 millones de inversión española en Argentina, siendo el segundo inversor internacional y el primero europeo. "No tiene ningún sentido que se ataque a nuestro presidente del Gobierno". Las palabras de Antonio Garamendi han sido secundadas por empresas del Ibex 35 como Telefónica, BBVA o IAG.

Desde su país, Luci Cavallero, activista argentina y miembro del colectivo Ni Una Menos, manifestó que "la normalización de la violencia es uno de los principales problemas del fascismo actual. Los argentinos sentimos una profunda vergüenza por las reiteradas crisis diplomáticas en las que hemos entrado durante poco más de cinco meses de Gobierno. Milei no representa de ninguna manera los valores de nuestro pueblo".

Y que decir del señor Feijóo, líder de la oposición; el cual equipara a Sánchez con Milei y acusa al Gobierno de empezar el conflicto con el presidente argentino. Vamos que no se entera de nada. Bueno sí, eso del “vallase señor Sánchez” que ya decía Aznar de González sin más justificación política. Lo que no sabe o no se entera, es que Santiago Abascal puede salir beneficiado en detrimento de su partido con estas acciones y le fuerza a posicionarse. El PP tiene que decidir entre ser un partido de Estado o subirse al carro de la extrema derecha. Y creo que se ha montado en el carro equivocado. Eso le pasará factura tarde o temprano. Y al tal Milei, que los argentinos algún día lo pongan en su sitio.