Espadas ha tirado del manual de autodefensa del PSOE en el caso ERE al decir tras la sentencia condenatoria que “nadie puede dudar de la honorabilidad de Chaves”. Los socialistas se apoyan en sus dos dogmas de fe: que Chaves no se llevó un euro ni el PSOE se financió ilegalmente. El Diccionario de la Real Academia define honorable como “digno de ser honrado o acatado”, y honradez como “rectitud de ánimo, integridad en el obrar”. A la luz del auténtico significado de las palabras, Chaves no es una persona ni honorable ni honrada, por cuanto no ha actuado con integridad.
Basta con leer sin prejuicios ideológicos la sentencia, que establece que Chaves “era plenamente consciente de la patente ilegalidad de los actos en los que participó”. Asimismo, que el reparto opaco de las ayudas sociolaborales no partió de la Consejería de Empleo (aquellos supuestos cuatro golfos únicamente y con Guerrero a la cabeza), sino que fue una decisión del Gobierno andaluz en su conjunto (presidido por Chaves). También que cualquier variación en el sistema tuvo que pasar por la decisión final de su superior jerárquico, es decir el presidente Chaves. Al margen de que hay muchas formas indirectas de beneficiarse, tanto para uno como para su entorno, por seguir en el Poder, basta la sentencia de los ERE para concluir en que no cabe referirse al ex presidente de la Junta de Andalucía como el honorable Manuel Chaves.
