Decididamente yo, que me confieso caminante errante entre el ateísmo y el agnosticismo sin pensar demasiado en ello, he decidido replantearme la cuestión desde que un arzobispo apoye en
Cásate y sé sumisa eso de que las mamadas no son pecado: “
Mujer –advierte el a partir de ahora mi cura-,
practicarás felaciones a tu marido siempre que te lo ordene. Pero cuando lo hagas, piensa en Jesús.
Recuerda: ¡No eres una pervertida!”. La hostia. Dos dudas: ¿Quién se lo va explicando a ellas por aquello de que, al menos a mí, me da la risa temblona sobre todo al llegar a la parte de “te lo ordeno”?, y, dos y de seguir vivo, ¿es imprescindible que piense en Jesús por cuanto con tres rondando el trance igual decae mi tensionado interés? Mejor cambio y me centro en lo mío.
Libérate o sé sumiso. En el PP dicen que nadie va a marcar sus tiempos a la hora de designar candidato a liderar Andalucía, también opinan bajito que a Rajoy, don Mariano, se le caen sus partes más sensibles en lo que se refiere a resolver este eterno dilema y ello a pesar del daño que la demora les hace. El asunto –zzzzzz- aburre tanto, tanto, tanto que ha dejado de interesar a casi todo el mundo salvo a aquellos que en el envite se la juegan y, una vez resuelto en buena parte el horizonte socialista andaluz tras el congreso de Granada, cambio para, liberado que no sumiso, examinar el vuelo de la desgarbada gaviota andaluza.
No es verdad, tal y como vende José Luis Sanz y entorno, que todos los presidentes provinciales hayan dado el visto bueno a su candidatura. Sí lo es que Cospedal y Zoido, para meterle presión a Rajoy, decidieron estos días sacar sus huestes a la calle y al unísono entonaron la misma letra sobre que “la decisión estaba a punto” y lo bueno que para todos sería un candidato como Sanz, José Luis, proponiéndole además para presidente del partido. Todos a la vez, cual coro de góspel a pleno pulmón. Incluso, supongo que interesadamente, trascendió la posibilidad de que el alcalde de Tomares le hubiera ofrecido la secretaría general a su amigo de infancia José Enrique Fernández de Moya, alcalde de Jaén que en su día Arenas elevara a dicha condición en contra de Miguel Sánchez, que era quien estaba y que a codazos apartaron. El apoyo real hacia José Luis Sanz está en Sevilla, Jaén y Córdoba, teniendo en cuenta que Nieto ya no hace tanta piña desde que Zoido se ha decantado por su pupilo sevillano y no por él. Además, le apoyan Almería capital, parte de Granada y versos sueltos como Pedro Rodríguez, alcalde de Huelva. El resto de Almería está con Amat; Granada y Huelva -Manuel Andrés González, ex alcalde de Lepe y presidente provincial, es de Arenas, pero se señala lo justo no sea que se le vea demasiado-, al tiempo que Málaga no quiere ni en pintura a José Luis Sanz y se decanta por Juan Manuel Moreno, mientras que Cádiz, que apuesta por Miguel Arias pero que lo ve difícil, no vería con mal ojo la posibilidad de alguien como la alcaldesa de Marbella, Mari Angeles Muñoz, Titi para los amigos. Y esto es porque Arenas, por lo que se ve, es muy amigo de ella, pero que Cádiz, con Antonio Sanz a la cabeza, se decante por la alcaldesa marbellí no dejaría de ser llamativo, piensan no pocos, cuando a su altura o por encima está una María José García Pelayo, alcaldesa de Jerez, actualmente al frente del quinto municipio más grande de Andalucía. Libérate, susurran.
A Rajoy le ha caído peor que mal que le presionen vía medios de comunicación para que tome la decisión y que den por hecho lo de Sanz, José Luis, de hecho presto salió públicamente para decir que de lo dicho en los medios “nada de nada” y eso tranquilizó, y mucho, a Arenas y Sanz, Antonio, que a principios de semana en Madrid lo veían todo perdido y que gracias a la precipitación de los otros al menos han ganado tiempo para seguir disputando el trono. Y todos, otra vez, en silencio y siendo sumisos ante Mariano, alias el lento.
A Antonio Sanz le incomoda, le fastidia, le indigna, nunca lo dirá pero dentro lo lleva, que su nombre no esté en la quiniela andaluza al menos para darse el gusto de negarse a serlo y es que tras toda una vida de trabajo por el partido, de horas sacrificadas por la causa restadas a su vida familiar puede darse el caso, nada descartable por otro lado, de que al final Rajoy se quede sin pétalos en su margarita y ponga, como temen, a José Luis Sanz y no mueva ficha en Madrid, como también temen, para que Arenas entre de ministro y éste se lleve a Sanz, Antonio, de secretario de Estado, como pactado parece, y su situación aquí se torne, como poco, muy difícil. Lo sabe él, lo intuyen todos. Todos los que son sumisos ante quien emana poder, que son exactamente los mismos que se liberan en cuanto el poder cambia de manos.
El abrazo. Terminado el cónclave de Granada, y cambio de orilla, Susana Díaz se baja del atril, abraza a Griñán, pero fija su mirada en otro objetivo, avanza metros, no aparta los ojos de él: Mario Jiménez, el ya ex vicesecretario general, a quien efusiva y prolongadamente abraza ante la mirada de todos, cámaras grabando y sonoro aplauso general. El cocodrilo se ha comido al ñu pero, eso sí, quede pública y retransmitida constancia, con todo el cariño del mundo.
El ERE de Jerez. El informe de la Fiscalía del Tribunal Supremo, sección social, suscrito por Luís Fernando Rey Huidobro, concluye que la sentencia de 20 de marzo de 2013 del TSJA sobre el ERE del Ayuntamiento de Jerez debe “anularse” y devolverse al Tribunal de Sevilla para que emita una nueva sentencia que entre a valorar la existencia o no de causa económica y la existencia o no de grupo de empresas municipal. El mismo propone estimar el recurso presentado por el Ayuntamiento al considerar que “la sentencia se ha extralimitado en su contenido”, “rebasa los criterios legales y reglamentarios para determinar la corrección o no de los procedimientos de selección de los trabajadores”, ya que según el Ayuntamiento y la fiscalía no compete a un procedimiento de despido colectivo enjuiciar sobre la aplicación de los criterios de selección a los empleados despedidos, siendo, según ambos, materia reservada a las demandas individuales. Así mismo, el fiscal también apoya la petición subsidiaria del Ayuntamiento de, al menos, considerar procedentes los despidos llevados a cabo por el criterio de la edad al ser un “criterio objetivo”. Hay que recordar que de los 260 despidos, 134 fueron por tener 59 o más años. El fiscal propone estimar el recurso presentado por el Ayuntamiento, no entra a valorar los recursos presentados por todas las secciones sindicales municipales y, por tanto, sugiere su desestimación, salvo la consideración de la ATMJ de que en el Ayuntamiento de Jerez existe un grupo de empresas, que propone sea analizada por el TSJ de Andalucía. El informe de la fiscalía no es vinculante para la sala del TS. En cualquier caso, de ser secundado por los magistrados lo que implicará es la vuelta del procedimiento al TSJ, que tendrá que emitir nueva sentencia que, de nuevo, podrá ser recurrida ante el Supremo, con lo que se retrasaría la resolución final en otro año más. Tal vez en plenas elecciones. Dicho queda para quien de interés es, que no son pocos.
Echarle la culpa a Mame. Tal vez por la coincidencia esta semana de la celebración del Día Mundial Contra la Violencia de Género y de la aparición estúpida de ese libro con tan desacertado contenido y título,
Cásate y sé sumisa, llevo días canturreando
Put the Blame on Mame –Echarle la culpa a Mame-, tema estelar de
Gilda donde Rita Hayworth, maravillosa, hace un
streptease de guante para después ser abofeteada por Johnny Farrell, interpretado por Glend Ford. Ella le pegó primero, conste. No era sumisa. ¿Quién quiere a una sumisa más allá de un ratito por mutuo acuerdo, eh? ¿Hay algo mejor que una señora mujer con todas las cosas puestas en su sitio, eh? ¿Qué clase de despreciable género humano es capaz de darle una paliza a otro más débil, sea mujer, niño u hombre? No puedo con eso. Por ello, mi último pensamiento de hoy es de admiración y gratitud para aquellas que nos regalan todos los días amor verdadero, ese que sobre todo late en el pecho de las mujeres y que a diario nos dan a cambio de nada. Ese.