El comisario jubilado José Manuel Villarejo ha asegurado en el Congreso que acudió a la sede del PP en marzo de 2014 para cerciorarse de que el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy daba "las órdenes" y "estaba detrás" de la operación Kitchen, la supuesta trama orquestada en 2013 para espiar al extesorero del PP Luis Bárcenas.
La comisión parlamentaria sobre esta operación, que ha reactivado este miércoles los interrogatorios, ha recibido a Villarejo y al comisario jubilado Enrique García Castaño, ambos procesados por estos hechos en la Audiencia Nacional y juzgados por otras líneas de investigación del denominado caso Tándem.
Considerados piezas claves de esta operación, es la segunda vez que comparecen en la comisión, si bien ninguno de los dos ha aportado grandes revelaciones ante unos diputados que, en el caso de Villarejo, se han mostrado especialmente escépticos.
Además de reafirmarse en su relato de que mantuvo contactos telefónicos con Rajoy acerca de Kitchen, en esta ocasión Villarejo ha dicho que acudió a Génova en marzo de 2014 para reunirse con la ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal en su despacho, en el que también estaban un abogado del PP y una mujer.
Esa cita tenía como objetivo, ha explicado, tener garantías de que era el expresidente quien le estaba "dando las órdenes" y que no era "una invención" de los enlaces -Cospedal, el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz y su número dos Francisco Martínez- porque sentía que Rajoy le preguntaba por SMS cuestiones que ya había reportado a sus interlocutores.
Aunque en un primer momento ha dado a entender que Rajoy se encontraba en ese despacho, no ha sido hasta el final del interrogatorio, a preguntas del PNV y EH Bildu, cuando ha precisado cómo se produjo ese encuentro.
Ha detallado que en esa ocasión, como en otras que acudió a Génova a reunirse con Cospedal, entró en la sede del PP con el coche de la exsecretaria general "bastante camuflado" por el garaje y, desde ahí, se dirigió a la quinta planta.
La reunión de marzo de 2014, ha dicho, no duró "más allá de treinta minutos" para aclarar "si las instrucciones eran las correctas. Solo para eso".
"Bajó Rajoy y dijo 'venga a trabajar'", ha enfatizado Villarejo, antes de añadir que los asistentes le agradecieron su trabajo en un barrido para averiguar si había microfónos.
Las explicaciones no han dejado nada conformes a los diputados. "Hay algunas cosas que no casan", "los datos son inconexos", ha apuntado desde el PNV Mikel Legarda, mientras que el portavoz de Ciudadanos Edmundo Bal ha llegado a decir que le daba la impresión de que parte de su relato podía ser "inventado".
Con todo, no ha sido la reunión en Génova ni tampoco la operación Kitchen la que ha acaparado las tres horas y cuarto de comparecencia del comisario jubilado.
Buena parte de las preguntas han derivado en asuntos como los GAL, la operación Cataluña, el denominado Archivo Jano (supuestas fichas sobre personalidades) o si la ministra de Defensa, Margarita Robles, entregó durante años 30.000 euros en fondos reservados a la Casa Real cuando era secretaria de Estado de Interior, algo que, ha dicho, "era lo habitual en esa época".
Villarejo ha hablado hasta del rey Juan Carlos I y una operación llamada "Farinelli". "Al rey emérito le inyectaron hormonas, inhibidores de testosterona", ha dicho en un momento de su intervención sobre este asunto que le contó Corinna Larssen. "Yo creo que ya estoy hablando demasiado", ha llegado a decir.
Más allá de las cuestiones ajenas a los hechos que se dirimen en la comisión, Villarejo ha aprovechado cada oportunidad para quejarse por las "irregularidades" en la instrucción del juez, de que no le devuelven las trece agendas que le fueron incautadas o por su etapa en "el Tíbet", término con el que se refiere a los tres años y medio que pasó en prisión.
Con su habitual mascarilla negra y la bandera de España estampada, Villarejo ha vuelto a apuntar al CNI y a su exdirector Félix Sanz Roldán, y ha dicho que en Kitchen, como en otras operaciones de inteligencia, hubo un "vínculo muy importante entre el ministerio del Interior y el CNI".
Tampoco ha dedicado buenas palabras a Fernández Díaz, a quien ha afeado que "a la primera de cambio" haya derrotado a su presidente, ni al exdirector de la Policía Ignacio Cosidó, de quien ha dicho: "Yo le informaba de todo, por supuesto. Ahora parece que era prácticamente un camarero que no sabe quién era yo. Aquí la gente tiene una memoria muy olvidadiza".
Tras Villarejo ha llegado García Castaño, quien ha mantenido la misma versión sobre una operación que, según él, no se llamaba Kitchen y pretendía averiguar "el dinero, los testaferros y cuánta cantidad se había llevado" Bárcenas al extranjero, y en la que el exdirector adjunto operativo (DAO) de la Policía Eugenio Pino le pidió participar.
Además de él, ha señalado a Francisco Martínez y a Fernández Díaz, quien supone que "debía saber" lo que ocurría, y aunque ha dicho imagina que Cospedal también, ha precisado que no tiene pruebas.
Más allá de Kitchen, este comisario conocido como "El Gordo" ha asegurado que "figuras" como la de José Manuel Villarejo "han existido siempre" dentro de la Policía, con agentes que tenían otras empresas y "hacían sus negocios", algo que, ha insistido, era algo "habitual".