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El FG estudia opciones para gobernar en solitario o en coalición en Irlanda

El conservador Fine Gael de Enda Kenny, ganador de las elecciones irlandesas de este viernes, continúa hoy a la espera de los resultados definitivos.

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 El conservador Fine Gael de Enda Kenny, ganador de las elecciones irlandesas de este viernes, continúa hoy a la espera de los resultados definitivos, que determinarán si podrá gobernar en solitario o en coalición con el Partido Laborista.

Cuando se llevan adjudicados 146 de los 166 escaños que forman el Parlamento irlandés (Dáil), el Fine Gael (FG) tiene 65 diputados, seguido por los laboristas (34), el gobernante Fianna Fáil (FF) (17), el Sinn Fein (13) e Independientes y Otros (17).

El escrutinio de los votos se reanudó hoy a las 09.00 GMT, y los resultados definitivos podrían conocerse al final de la jornada si no se detectan irregularidades que obliguen a iniciar un recuento en alguna de las 43 circunscripciones irlandesas, lo cual es bastante habitual.

En esta ocasión, además, hasta el último voto será de gran importancia para los conservadores, pues, aunque no llegarán a la mayoría absoluta, no descartan, si quedan cerca, la opción de buscar apoyos entre la nueva y numerosa partida de diputados independientes salidos de los comicios celebrados este viernes.

Con un porcentaje de apoyo de casi el 16 %, los partidos periféricos y los independientes podría ocupar hasta 20 escaños en el Dáil, según las proyecciones.

Pero no todos valen, más aún cuando el próximo "Taoiseach" (primer ministro), Enda Kenny, quiere lavar, tanto en casa como en el extranjero, la imagen de un país castigado por una crisis económica edificada sobre la ineptitud de los políticos y la avaricia de los bancos y los constructores.

El hartazgo del electorado de su clase política ha motivado el descalabro electoral del gobernante FF, que podría perder hasta 60 diputados, mientras que sus socios desde 2007, el Partido Verde, está al borde de la extinción con la pérdida de sus seis parlamentarios.

De los ministros que se presentaron a estos comicios, sólo el titular de Finanzas, Brian Lenihan, ha sido reelegido, una ironía que no ha pasado desapercibida.

Ese descontento, sumado al complejo sistema electoral, ha propiciado también la elección de diputados peculiares, que darán colorido al trigésimo primer Dáil, pero que más allá de las concesiones que extraigan para sus comunidades tendrán poco impacto a nivel nacional.

Es el caso del nuevo diputado por Wexford (sureste), el constructor Mick Wallace, fácilmente reconocible por su larga y alborotada melena teñida de rubio platino y por su pasión futbolística.

Antes de acercarse este sábado al centro de recuento de votos, asistió a un partido de fútbol entre equipos juveniles y, al ser preguntado por su tardanza, respondió: "Uno ha de tener claras cuáles son sus prioridades".

También de larga coleta y de crecida perilla, el parlamentario por Roscommon-Leitrim Sur (oeste de Irlanda), Luke "Ming" Flanagan, llamado así por su parecido con el villano de cómic "Ming el Despiadado", llevará al Dáil su particular lucha por la legalización del cannabis.

Al derecho de los irlandeses a fumarse la "yerba", añade ahora el derecho a "fumarse", dice, la deuda contraída por el anterior Gobierno con los bancos nacionales y sus tenedores de bonos.

En Dublín, la Alianza de la Izquierda Unida logró un escaño con el trotskista Richard Boyd Barrett, hijo de la actriz irlandesa Sineád Cusack, actual esposa del actor británico Jeremy Irons.

Recientemente reunido con su madre, tras haberle dado en adopción, Boyd Barrett evita hablar del espectacular castillo que poseen los dos actores, pero aboga por acabar con el actual sistema capitalista mediante una revolución de los trabajadores.

Otros independientes tienen suficiente crédito como para entrar a formar parte de un gobierno, aunque se les pueda criticar el hecho de que estén más preocupados por las necesidades de sus pequeñas comunidades, de las que dependen para ser reelegidos.

Según los observadores, Kenny buscará formar una coalición estable para acometer las severas reformas económicas exigidas por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional en el rescate financiero a este país, valorado en 85.000 millones de euros.

En este contexto, el electorado ha dejado claro en las urnas que la opción preferida es un gobierno entre conservadores y laboristas, que ya compartieron el poder entre 1994 y 1997.

Ambas formaciones han prometido que tratarán de renegociar los términos del citado rescate, en particular los tipos de intereses impuestos a Irlanda para devolver el préstamo y el programa de reestructuración de su sistema bancario.

A su favor juega el que el FG pertenece al Partido Popular Europeo, la fuerza política más numerosa en el Parlamento de Estrasburgo, mientras que los laboristas se encuadran en La Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas.

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