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Miércoles 06/11/2024
 

España

Ruz comunica a Pamiés y Ballesteros su procesamiento como colaboradores de ETA

El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz practicará declaración indagatoria al exjefe superior de Policía del País Vasco Enrique Pamiés y el exjefe de la Brigada de Información de Álava José María Ballesteros, a los que comunicará que han sido procesados por colaboración con ETA

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El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz practicará declaración indagatoria al exjefe superior de Policía del País Vasco Enrique Pamiés y el exjefe de la Brigada de Información de Álava José María Ballesteros, a los que comunicará que han sido procesados por colaboración con ETA y revelación de secretos en relación con el supuesto chivatazo en el bar Faisán de Irún.

   El procesamiento, acorde con el criterio de la Fiscalía, lo justifica Ruz en la existencia de indicios contra Pamiés y Ballesteros que, por el contrario, no se han encontrado en relación con el ex director general de la Policía Victor  García Hidalgo, que queda fuera del caso.

RELATO DE LOS HECHOS

  El titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 realizó en su auto una detallada exposición de los hechos indicando la horas concretas y la ubicación de los imputados según las llamadas telefónicas efectuadas.

   Así, explicó como Pamiés tuvo conocimiento por diversas vías de los últimos avances de la investigación del aparato de extorsión de ETA en la tarde noche del 3 de mayo de 2006.

   Además, Pamiés  fue informado esa misma noche por el jefe provincial de San Sebastián  de la necesidad de utilizar agentes de intervención policial al día siguiente en la zona del Faisán, con el fin de evitar que el dueño del bar, Joseba Elosúa, viajara a Francia para recibir una remesa de dinero procedentes de la extorsión.

   Cuando conoce todos los datos, Pamiés se pone en contacto con el entonces miembro de la Brigada de Información de Vitoria destinado a la investigación del terrorismo islámico José María Ballesteros, a quien pide que el día siguiente que se desplace a Irún para permitir "presuntamente" el contacto con Elosúa "y poder trasladarle la información sobre el operativo policial en marcha, con la intención de frustrar el mismo".

   Con anterioridad, Pamiés había llamado al superior de Ballesteros, "presuntamente para informarle de que el jefe superior le iba a llamar", aunque no logró contacta con él por encontrarse de vacaciones. No fue hasta pasada la medianoche cuando contactó con Ballesteros.

   Después, el subordinado contactó con otros compañeros de Brigada para comunicarles que al día siguiente, 4 de mayo, estaría ausente por una misión que le había sido encomendada.

RETARDO DE 3 MINUTOS EN GRABACIÓN

   Al día siguiente, intentó contactar con Elosúa en su domicilio, y al no lograrlo se dirigió al bar, al que entró a las 11:17 horas, según la cámara de videovigilancia situada en el bar por el operativo policial  que investigaba a los colaboradores de ETA.  El auto reconoce un retardo de tres minutos en la grabación respecto de la hora real.

   Una vez dentro, Ballesteros pregunta por el tabernero y a las 11.23 le pasa el teléfono desde el que presuntamente Pamiés dio el chivatazo, una conversación que duró exactamente 8 minutos y 11 segundos. Mientras tanto, el policía esperó en la barra tomándose un café.

   Durante esos ocho minutos, Pamiés le dice a Elosúa que tiene conocimiento de una comida que él mantuvo el día anterior con otros miembros del aparato de extorsión, concretamente Ramón Sagarzazu y Gorka Aguirre, le refiere el carácter confidencial de esta llamada, que su teléfono estaba intervenido y le proporciona información sobre otras personas investigadas.

   Tras realizar este relato, el juez concluye que hay "motivos bastantes para afirmar con fundamento" que existen indicios de criminalidad contra Pamiés y Ballesteros.

   Entre los indicios, Ruz ha tenido en cuenta los datos técnicos aportados por la radiobaliza instalada en el Ford Focus de Elosúa, las imágenes del sistema de videovigilancia en la entrada principal del "Faisán", las declaraciones del propio Elosúa y de otros testigos del caso y el tráfico total de llamadas a las líneas telefónicas móviles que se encontraban activas y situadas bajo cobertura de los repetidores que daban servicio a la zona".

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