La POA confirmó que el motín estalló en la prisión de Ashwell, que alberga a unos 600 reclusos, mientras una portavoz del Servicio de Prisiones calificó el suceso de “indisciplina concertada” relacionada con “varios presos”.
La Policía ha fijado un perímetro de seguridad de tres kilómetros en torno al centro penitenciario, que encierra a reclusos de categoría C (los presos en las cárceles inglesas se dividen en categorías A, B, C y D, referidas a un orden descendente de peligrosidad).
Pete Chapple, de la POA, declaró que los disturbios son “uno de los sucesos más graves que hemos visto (en una prisión de este país) en mucho tiempo”, sin aportar más detalles.
Según la cadena pública británica BBC, algunos presos fueron sacados del centro penitenciario en furgones policiales, en tanto que un helicóptero de las fuerzas de seguridad sobrevuela la zona en labores de vigilancia.
Al parecer, algunos presos “quemaron cosas”, dijo el padre de un interno que recibió una llamada de su hijo, internado en un ala de la prisión que no se ha visto afectada por los disturbios, en declaraciones publicadas por Leicester Mercury.
El presidente de la PAO, Colin Moses, indicó que su asociación ya había advertido del riesgo de altercados de ese tipo, debido a los recortes presupuestarios.
Por su parte, el portavoz de Justicia del opositor Partido Conservador, Edward Garnier, pidió al Gobierno un replanteamiento de su política penitenciaria y denunció que la prisiones están “superpobladas”, extremo que negó el Ministerio de Justicia.