Sagarzazu burlaba a través de un preso común los controles de la cárcel para cartearse con etarras en España

Publicado: 04/10/2015
El etarra pasó buena parte del tiempo en la cárcel de Bordeaux-Gradignan, aunque a finales de 2011 fue trasladado a la prisión de Arles, cuando apenas le quedaban unos meses para salir en libertad
El control de las comunicaciones en prisión a la que están sometidos por Ley los etarras admite pocos resquicios para comunicarse entre ellos sin que se enteren las autoridades. Pero el que fuera jefe del 'aparato internacional' de ETA, Ramón Sagarzazu, tercer arrestado en la reciente 'operación Pardines', ideó un plan que le dio resultados durante un tiempo hasta que fue descubierto por Instituciones Penitenciarias.

   Fuentes de la lucha antiterrorista han informado a Europa Press que los hechos sucedieron cuando Ramón Sagarzazu, alias 'Ramontxo', estaba preso en Francia, donde cumplió una pena de siete años entre 2005 y 2012. El etarra pasó buena parte del tiempo en la cárcel de Bordeaux-Gradignan, aunque a finales de 2011 fue trasladado a la prisión de Arles, cuando apenas le quedaban unos meses para salir en libertad.

   Durante su reclusión en el país galo estableció una relación de confianza con un preso sin vinculación alguna con la banda terrorista a través del cual sacaba sus cartas evitando así el control de las autoridades. Este preso, de nacionalidad francesa, se las entregaba a su abogada y luego esa letrada las enviaba por correo a los etarras presos en España. De este modo mantuvo contacto al menos con dos reclusos de ETA internos en cárceles españolas, según han informado otras fuentes consultadas.

   La estrategia funcionó durante un tiempo ya que las cartas llegaban de parte de esta letrada que acreditaba su condición de abogada, uno de los límites que tiene la Administración a la hora de intervenir las comunicaciones de los etarras. Otra es la correspondencia procedente de instituciones oficiales como el Defensor del Pueblo, la comisión Europea y organismos de este tipo. Prisiones, al tratarse de un letrado, no intervino las comunicaciones.

UN SOBRE CON EL NOMBRE DEL DESPACHO

   Las cartas llegaban en un sobre en el que figuraban los datos del despacho para el que trabajaba la abogada. En esos casos, las autoridades se limitan a comprobar que el despacho existe, según las fuentes consultadas.

   Sin embargo, las alertas de Instituciones Penitenciarias se encendieron al descubrir que esos dos etarras con los que se relacionaba Sagarzazu a espaldas de la Administración luego hacían comentarios sobre temas cuyo origen era desconocido por los funcionarios encargados de vigilar sus comunicaciones. Fue entonces cuando sospecharon que había una vía de información que se les estaba escapando.

   Por ello se plantearon revisar la identidad de la letrada que enviaba su correspondencia desde Francia. Constataron que era abogada, pero que a pesar de esta condición nunca había representado a ninguno de los etarras a los que enviaba la correspondencia. Es decir, era abogada, pero no su abogada por lo que desde la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias solicitaron a la autoridad judicial el preceptivo permiso para intervenir esas comunicaciones.

   Desde el Juzgado aceptaron la tesis y cuando confirmaron que esa era la vía por la que Sagarzazu colaba sus cartas, se cortó el grifo. Instituciones Penitenciarias tiene potestad para prohibir una comunicación concreta en prisión.

   Ramón Sagarzazu fue detenido en el marco de la 'operación Pardines', que se saldó con el arresto de los jefes de ETA David Pla e Iratxe Sorzábal en el sur de Francia. Es hijo del veterano etarra Ramón Sagarzazu Olazaguirre, uno de los responsables de las finanzas de ETA. Alias 'Xempe', fue absuelto en el juicio por el caso Faisán, en el marco del cual reconoció haber formado parte de la organización terrorista hasta 1986. Definió a su hijo 'Ramontxo' como "un patriota vasco".

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