Al nuevo Gobierno andaluz le pediría que gobernara para todos y cada uno de los andaluces y andaluzas, no sólo para los que les hayan votado. Con especial sensibilidad para los más necesitados, los más desprotegidos, y los que sufren el drama diario de no tener un empleo. Y para crecer y crear puestos de trabajo, es necesario abandonar, ya que ya no estaremos en campaña, mantras como que somos la locomotora de España que nos apartan del reconocimiento del problema y, por tanto, nos alejan de la búsqueda de soluciones.
Para ello, hacen falta inversiones: que la Junta reclame con lealtad al Gobierno central el 17,8 % de las inversiones territorializadas en los Presupuestos Generales del Estado en cumplimiento de la disposición adicional tercera del Estatuto de Autonomía de Andalucía. Asimismo, debe propiciar un acuerdo sobre el nuevo modelo de financiación autonómica que acabe con la merma de ingresos que sufre nuestra comunidad. No vale sólo con llamar a la puerta de Moncloa, sino llevar a Moncloa una postura unánime de tu partido, no varias.
Al mismo tiempo que exige lo que corresponde a Andalucía, el nuevo gobierno de la Junta debe gastar hasta el último céntimo de sus recursos. No es de recibo que engorde la cuenta corriente autonómica un superávit del que además se presume con un criterio de buena gestión que no atisbo por ningún lado.
Al nuevo Gobierno andaluz le pediría que no retrocediera ni un milímetro más en la lucha contra la violencia machista, porque ya se han dado pasos atrás al permitir el teléfono de violencia intrafamiliar, reducir subvenciones a colectivos sociales y feministas de apoyo a las víctimas y ayudar a asociaciones que hostigan a mujeres en las puertas de las clínicas abortistas. De igual manera, Andalucía no puede perder la perspectiva histórica de sus hijos emigrantes y de que siempre fue una tierra acogedora y universal para frenar los delirios de quienes vinculan la inmigración con la delincuencia y quieren expulsar a las personas que han sufrido el desarraigo familiar y territorial en busca de una vida mejor en Andalucía.
Las peticiones son innumerables, pero quiero acabar demandando una Radio Televisión Andaluza abierta, lógicamente, pero también sintonizada por una gran mayoría de andaluces. Para ello, es necesario que Canal Sur se parezca a Andalucía y hace tiempo que buena parte de su programación no representa a la ciudadanía a la que debiera servir y vertebrar territorialmente. Ya está bien de esa exposición hiperbólica del tópico en lugar de apostar por la Andalucía olvidada de la cultura y las nuevas tendencias, tan influyente y atractiva, como orillada durante décadas por el ente público.
