El análisis genético de los dos dientes de un hombre de hace 23.000 años hallados en la cueva del Malalmuerzo de Moclín (Granada) han demostrado el extraordinario valor de este enclave, que sirvió de refugio humano en el Paleolítico Superior.
Tras este nuevo estudio, el Ayuntamiento de esta localidad ha urgido a la Junta a que impulse la investigación en la cueva y ha reclamado que se apoye de forma decidida su estudio como yacimiento arqueológico "de gran valor".
"Llevamos mucho tiempo pidiendo a la Consejería de Cultura que impulse la investigación en este yacimiento, porque lo merece", ha explicado este lunes el alcalde, Marco Pérez.
El regidor ha trasladado la "seria preocupación" que mantiene sobre este asunto, dado que durante muchos años se han llevado a cabo investigaciones en torno a lo que se conoce de la cavidad, mientras que la parte inferior del yacimiento permanece "intacta".
"Corremos el riesgo de dejar en el olvido un auténtico tesoro del Solutrense en la Península Ibérica", ha indicado por su parte la concejala de Cultura, Natalia Moreno.
Los resultados de una investigación llevada a cabo por el investigador de la Universidad de Cádiz Pedro Cantalejo y liderada por Vanessa Villalba-Mouco (Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania) han permitido obtener el genoma más antiguo de un habitante de Iberia durante el Paleolítico Superior.
De esta forma, se ha demostrado que la Cueva de Malalmuerzo fue un refugio de personas en esa época.
"¿Cuántos datos van a ser necesarios para que Malalmuerzo no caiga en el olvido? Estamos hablando de algo tan serio como el patrimonio y la rica historia -prehistoria en este caso- de Andalucía", han indicado Pérez y Moreno.
El gobierno municipal va a instar a la Junta a que facilite y fomente el estudio científico y apoye de manera decidida a los equipos de investigación que quieran seguir profundizando en una cavidad "que tiene aún mucho con lo que sorprender".
El descubrimiento en la Cueva de Malalmuerzo del genoma humano moderno más antiguo del sur peninsular sitúa a Moclín en el mapa internacional de la Prehistoria, como el único lugar desde donde puede explicarse el poblamiento original del continente.
Además de su uso durante el Paleolítico Superior como refugio y durante el Neolítico como gran panteón funerario, se sabe que esta cueva fue un gran contenedor de obras de arte rupestre paleolítico.