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Condenado a 13 años en un psiquiátrico penitenciario por matar a un hombre en Dúrcal

Está diagnosticado de esquizofrenia paranoide y en el momento del crimen sus capacidades cognitivas y volitivas se encontraban abolidas

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  • Archivo - Sala de vistas de la Sección Segunda de la Audiencia de Granada.

La Audiencia Provincial de Granada ha condenado a internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario por un máximo de trece años al hombre que fue enjuiciado a finales de abril por rebanar el cuello con un cuchillo jamonero a un vecino de Dúrcal de 61 años con el que convivía en un cortijo de esta localidad.

La sentencia de la Sección Segunda, a la que ha tenido acceso Europa Press, le condena como autor de un delito de homicidio con la eximente completa por trastorno psíquico, dado que está diagnosticado de esquizofrenia paranoide y en el momento del crimen sus capacidades cognitivas y volitivas se encontraban abolidas a causa de un posible cuadro delirante.

Ello evitará la entrada en la cárcel del acusado --representado en este proceso por el letrado Juan Muñoz Alonso-- pero será internando en un centro psiquiátrico penitenciario por un tiempo que no podrá exceder los trece años. También ha sido condenado a indemnizar en 120.000 euros a cada uno de los tres hijos del fallecido, que estaba divorciado.

En la primera sesión del juicio, el acusado reconoció ante el tribunal del jurado la autoría del crimen, que se produjo en la noche del 26 de agosto de 2021. Según su testimonio, la víctima insistió en mantener relaciones sexuales con él; discutieron, forcejearon, le golpeó tirándole al suelo y acabó por rebanarle el cuello con el cuchillo que usaban para cortar jamón.

Ambos vivían juntos desde aproximadamente dos años antes, cuando el acusado pidió a la víctima el favor de que le acogiera en el cortijo a cambio de pequeños trabajos de mantenimiento, según se expone en la sentencia, contra la que cabe recurso. La convivencia "discurrió con normalidad" hasta la noche del homicidio, que tuvo lugar en el salón de la planta baja.

El acusado reconoció ante el jurado que tras el homicidio permaneció cuatro días en la vivienda junto al cadáver en los que, según declaró, no movió el cuerpo y ni tan siquiera limpió los restos de sangre que quedaron en la estancia. Según su relato, estaba asustado y no se atrevía a salir de allí. Tampoco avisó a nadie hasta que el 30 de agosto un primo lejano del fallecido se presentó en el cortijo tras intentar sin éxito contactar con él por teléfono.

Fue esta persona quien alertó a la Guardia Civil de lo que estaba ocurriendo y aunque el acusado dio al principio otra versión de los hechos, en las horas posteriores a su detención confesó la autoría del crimen y colaboró en la causa.

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