La Hermandad de Chiclana ya se encuentra en casa desde el miércoles por la tarde, cuando después de un largo y “muy feliz reencuentro con la Blanca Paloma”, regresó al municipio, y en San Telmo fue recibida por numerosos vecinos que aguardaba su llegada.
Más de 300 romeros emprendieron el camino desde el lunes, día 22 de mayo, para acudir a las plantas de la Virgen del Rocío y llegar a la aldea almonteña el jueves, día 25 de mayo. Previo a ese momento de “emoción, fe y fraternidad”, como lo describe su hermano mayor, Juan Manuel Escobar, los rocieros tuvieron que hacer un camino de ida de 60 kilómetros de Chiclana a la Sanlúcar, donde embarcaron en Bajo de Guía para adentrarse en las arenas, y otros 52 kilómetros desde la playa de Malandar hasta la Aldea. Unos primeros días que estuvieron marcados por las precipitaciones, pero que “consiguieron allanar el camino, que se ha hecho más cómodo que otros años ya que la arena estaba más dura”, apunta Escobar.
La primera noche la pasaron en la playa de Las Piletas, en Sanlúcar, y fue allí donde comenzaron los primeros momentos de convivencia que “han perdurado hasta que llegamos a Chiclana. La vuelta también es muy bonita, porque te deja momentos también para recodar y poner en común todos los momentos que hemos vivido. Cuando miras para atrás te entran ganas de volverte y estar junto a ella”, subraya Escobar.
Si el año pasado fue El Rocío del reencuentro, este año ha sido “unos de los Rocíos más numerosos, nos han acompañados más romeros que nunca”.
La filial 110 habla de “un Rocío para recordar”, y será el próximo 24 de junio, cuando durante la celebración de la Sabatina, la Hermandad de Chiclana dé las gracias por la peregrinación de este año. “Nosotros siempre decimos que vamos para adelante con el Simpecado, porque nosotros tenemos que llegar hasta la Virgen, y eso es lo que nos motiva a trabajar muy duro durante todo el año, porque el Rocío se vive los 365 días”, afirma el hermano mayor de la filial chiclanera