El Decanato de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada (UGR) ha dado marcha atrás en su decisión de retirar carteles de apoyo a Palestina aludiendo a Israel como responsable de "genocidio" tras observar que las quejas comunicadas al respecto no siguieron "el cauce formal que establece la normativa".
Así lo indica en un comunicado de fecha del pasado viernes, un día antes de que tuviera lugar la marcha de apoyo a los palestinos en distintas ciudades españolas, entre ellas Granada, cuyo anuncio dio lugar a la decisión de retirar los carteles, según denunció la Asamblea de Estudiantes por Palestina.
El comunicado señala que el objetivo era "evitar la confrontación entre estudiantes y profesorado de diversos países de procedencia", indicando además que los representantes del equipo decanal están "horrorizados ante la brutal agresión que sufre el pueblo palestino, el desolador balance de miles de víctimas inocentes" y también por la brutalidad del "atentado perpetrado por Hamás".
"Expresamos toda nuestra solidaridad con las víctimas de ataques indiscriminados y contrarios al derecho humanitario internacional, como hicimos ante la agresión de Rusia contra Ucrania", animando a la comunidad académica a "movilizarse contra todo crimen de masas", añade el comunicado del Decanato.
En un audio remitido a los medios después de que la Asamblea de Estudiantes por Palestina denunciara que la decana de Filosofía y Letras, Ana Gallego, estaba censurando los carteles llamando a la manifestación del sábado, la máxima responsable de este centro dejó claro el pasado jueves su "apoyo" y "solidaridad con el pueblo palestino" en el marco de la guerra en Gaza, y explicó que se había dado cumplimiento a lo acordado en la junta de gobierno de la facultad a instancia de la Inspección de Servicios y del Defensor Universitario de la UGR, tras la queja de un profesor judío y una estudiante.
Por otro lado, más de 130 firmas recogidas este pasado domingo se han sumado a un manifiesto remitido a los medios este lunes en que sus promotores, tras negar que el acuerdo se tomara en la junta de la facultad, han condenado públicamente lo que han considerado un "retroceso en materia de libertad de expresión en la universidad y una clara vulneración" de sus derechos.
Denuncian que la retirada de carteles convocando a una manifestación atentaba también contra "quienes abiertamente se solidarizan con el pueblo palestino, defienden el fin del genocidio y el apartheid en Gaza y reclaman un alto el fuego y el fin del comercio de armas con Israel".
Además, a su parecer, se atentaba contra "la libertad de información de la comunidad universitaria al tratar de evitar que esta sea informada de la convocatoria de una manifestación en solidaridad con el pueblo palestino".
"Negar o suavizar la política de genocidio y apartheid que el estado de Israel está llevando a cabo en Gaza constituye de facto una connivencia inadmisible de la institución universitaria con dichas políticas", agregaban, pidiendo revertir "de forma inmediata la medida adoptada".
La decisión de dar marcha atrás no es para ellos "suficiente pues la decisión ya se había ejecutado, por lo que los daños ya estaban causados y no contemplan ningún tipo de reparación" ni aseguran que "no se vuelva a repetir, dado que si las quejas se realizan por cauces reglamentarios" el resultado podría volver a ser la retirada de carteles.
Fuentes consultadas por Europa Press en la Asamblea de Estudiantes por Palestina, que había anunciado una campaña de denuncia pública y otras acciones contra la iniciativa de Filosofía y Letras de retirar los carteles, han indicado que el argumento usado para recular en la misma es "criticable" en tanto se alude a un defecto de forma, y que estará pendiente de que efectivamente no se quiten nuevos anuncios.
En una nota de prensa, la Asamblea de Estudiantes por Palestina se refirió a una "censura explícita por parte del Decanato de la Facultad de Filosofía y Letras" a los mensajes y carteles que llevaban pegando toda la semana en el conjunto de facultades de los campus de Fuentenueva y de Cartuja, este último donde está el centro que los retiró.