La gente normal, como usted y como yo, suelen regirse por unos principios que se van esculpiendo al cabo de los años, unas ideas que rigen nuestras vidas y opiniones para siempre, ya sean nuestros colores futboleros, si somos o no cofrades, concebollistas o sincebollistas, o nuestra afiliación política.
Es evidente que podemos evoluicionar con el tiempo, como los Pokemon, y que nuestra forma de pensar no está grabada en piedra, sino que se moldea en arcilla, dúctil y maleable. Con el tiempo, las aristas pueden limarse, o bien al contrario, surgir bordes afilados donde antes todo era suavidad y redondez.
Pero hay una grosera diferencia entre esa evolución que da la edad, la experiencia y el conocimiento, y convertirse en el anverso de la moneda acuñada con nuestra cara. No es lógico ser merengue y convertirse en culé, o ser pijo y transmutar en punky. A no ser que te apellides Girauta.
Este señor tiene tal afán de servicio, tamaña vocación, que no le ha importado militar en el PSOE, luego hacerlo en el PP, pasar por Ciudadanos y acabar en VOX, como tercero en las listas para las Elecciones Europeas. Se entiende el odio que le tiene el partido de extrema derecha a las instituciones europeas, pero mandar a Buxadé, Tertsch y Girauta me parece un tanto excesivo.
Lo que más me sorprende es que quienes más claman contra los chiringuitos acojan en su seno a este señor, un camaleón político, campeón español en salto de sigla, un tipo que tiene más principios que finales tiene Rayuela. Me imagino a Toni Cantó, sentado junto al teléfono, esperando una llamada de última hora, loco por defender el español en cualquier localidad donde esté en peligro, no sé, en el Toboso, por ejemplo.
Dicen que con la edad nos hacemos más conservadores. No es mi caso, pero obsevando la trayectoria de Girauta, se va a pasar yendo tanto hacia la derecha que va a salir por el otro lado, y posiblemente, dentro de unos años, lo veamos con rastas, postulándose para liderar una asamblea ciudadana de Podemos. O haciéndose socio de Pablo Iglesias, poniendo cañas.
Lo único que podemos afirmar, a ciencia cierta, es que Girauta está de obras. Hay que ampliar el ropero, No caben más chaquetas.
