Causa estupor y sorpresa, después indignación, coraje y hasta rabia ver como hablan del “Régimen del 78” como si fuera algo parecido al Régimen franquista. Y esto, manifestado por profesores universitarios que, como tales, debieran saber que una cosa es la Transición que culminó con la Constitución del 78 y otra la conducta delictiva y vergonzosa de algunos políticos de variados partidos. No cabe menos que pensar que la egolatría y una fingida ignorancia les lleve a considerarse como fatuos iniciadores de una nueva época, despreciando todo cuanto hicieron políticos de todas las tendencias en aquellos años en pro de la democracia.
Fuimos testigos y actores, que nos cupo la honra y la suerte, de ir pregonando por pueblos y barrios que llegaba la libertad, que ya se podía hablar, que no había que temer represalias, que era una nueva España, que salía de una dictadura en la que todos, izquierda, derecha y centro, de todas las tendencias y como primera vez en la historia de nuestro país, se habían puesto de acuerdo para sepultar la dictadura y abrir una nueva etapa, en la que todos estábamos de acuerdo en la defensa de las libertades y en la justicia social.
Y hay que recordar, que además de la Constitución del 78 -“de la concordia”- se hicieron leyes que modernizaron nuestro país y canalizaron las legítimas aspiraciones del pueblo largamente esperadas, como la Reforma Fiscal, cuyo beneficio ayudó a levantar, si bien con retraso, un cierto Estado del Bienestar, que permitió aliviar injusticias seculares. Se elaboraron los Estatutos de Autonomía, descentralizando el país, y otras muchas leyes para el progreso y la modernización de España.
Se habla, de que va a llegar el fin de la alternancia de los partidos, como si ello tuviera algo que ver con los tiempos de Cánovas y Sagasta. Hay que recordar que en las primeras elecciones se presentaron multitud de partidos, que llegó a denominarse coloquialmente como sopa de letras y que el pueblo español, con sus votos, agrupó en los partidos socialista, comunista, centrista, andalucista, popular y nacionalistas. Y así, según la voluntad popular, han ido sucediéndose los legítimos gobiernos. No cabe por tanto auspiciar una nueva era, cuyos principios y modelo institucional se desconoce.
La Transición y la Constitución de 1978 fueron un hito en la historia de España, porque se instauró un Estado de Derecho y una democracia representativa, en la que una inmensa mayoría de españoles no se sintió excluida. Por eso ha durado más que ninguna otra y ha dado una estabilidad política que las anteriores no lograron. . Por primera vez todas las fuerzas políticas, renunciando a parte de sus legítimos postulados, se pusieron de acuerdo en aras del entendimiento de la concordia y de la tolerancia. Y como resultado -y a través de los diversos gobiernos- España, ha alcanzado en estos 37 años las mayores cotas de bienestar, justicia social y libertades que jamás tuvo.
Los parlamentarios de aquellos años, firmantes de este comunicado - que no estamos en política activa, pero que sentimos en lo más hondo los ataques y el desprecio hacia aquella Transición y Constitución que fue obra, deseo y voluntad de la gran mayoría de los españoles- somos concientes de que todo sistema es reformable y mejorable ¡faltaría más! pero deseamos que sea respetado el bagaje y el camino andado y ansiamos que los políticos actuales puedan conseguir el progreso, la justicia y el bienestar a que aspira nuestro pueblo, en el marco de una Democracia Constitucional, marco irrebasable para mantener la paz, la libertad y remediar las desigualdades existentes.
* firmantes del artículo
Jerónimo Sánchez Blanco. Diputado 1977
y senador 1979 por el PSOE
Ramón Vargas-Machuca, Diputado 1977
y 1979 por el PSOE
Pedro Jiménez Galán .Diputado 1977 por el PSOE
Guillermo Alonso del Real. Senador 1977 por el PSOE
José Manuel Duarte Cendán, Senador 1977 por el PSP y 1979 por el PSOE
Patricio Gutiérrez Cano. Senador 1977 por I.D. (Democracia Cristiana)
Antonio Morillo Crespo. Diputado 1979 por UCD
Rafael Román Guerrero. Senador 1979 por el PSOE
