Por fin llegó la velada del jueves, anunciada desde la dos de televisión española a los vientos bonancibles y no tanto con la voz microfónica de Jordi Hurtado escapándose por su sonrisa perenne.

Desde el inicio de este año nos lo ha recordado en cada una de las emisiones de Saber y Ganar y no es para menos, porque pocos programas alcanzan los veinticinco años en antena y a diario, en una franja horaria donde deben competir con el sopor de la sobremesa. Las emisiones empezaron un 17 de marzo de 1997, sin otra pretensión que entretener durante una media hora larga. Desde entonces hasta hoy el espacio ha crecido hasta los cuarenta y cinco minutos más o menos, basándose en las preguntas y las respuestas.

Rodeado de documentales, ha sido testigo de series, películas, magacines y concursos, unos renovaron, algunos repitieron la temporada siguiente y otros desaparecieron. Un cuarto de siglo es una vida longeva en televisión y más en la actualidad, donde la inmediatez lo domina todo. Por ello, entre lo vivido por el programa está la evolución de los medios de comunicación y los espacios que propiamente va ocupando en las redes sociales. Como curiosidad, recordemos la sección “la parte por el todo” con la imagen de un jardín que, aseguraron, no se encontraba en Internet, jardín coqueto que resultó ser de la casa de Juan Ramón Jiménez en Moguer. Si la red cumplirá pronto los cuarenta años, salen las cuentas justas y con claridad.

Muchas son las anécdotas que hemos visto y se han contado, tal vez las mismas que en todos los concursos, sin embargo, Saber y Ganar ha sabido consolidarse como indispensable por el tándem formado por la calidad y la brevedad. En cuanto al programa de aniversario no lo imaginábamos huyendo del estereotipo, aunque pareciera inevitable. Evidentemente, no fue uno más. El público se dejó llevar y el equipo visible echó ganas para hacerlo pasar bien durante una hora y media llena de sorpresas e imágenes recordatorias e incluso de fuera de cámara, mostrando la espontaneidad de los concursantes.

Si, como señaló Jordi varias veces, ellos fueron importantes, no lo fueron menos los telespectadores, los fieles seguidores en todo el mundo. Y ese fue el mensaje que traslució a lo largo de la hora y media inolvidable dedicada a este programa breve que ha hecho historia de la televisión española. Esta vez el deseo de un feliz aniversario es recíproco. Por muchos más.

Ánimo y prudencia.