Agentes de la Guardia Civil se han trasladado este lunes por la mañana a la calle Córdoba de la localidad de El Campillo, donde vivía la profesora fallecida Laura Luelmo para recabar nuevas pruebas que ayuden a esclarecer las causas de su muerte.
Según han informado a Europa Press fuentes de la investigación, en estos momentos los agentes se encuentran en la calle Córdoba, donde vivía la joven, concretamente en el número 13, y también un vecino de la localidad reconocido como L.M., el cual en estos momentos está descartado como sospechoso porque el 12 de diciembre, día de la desaparición de Laura Luelmo, se encontraba interno en la prisión de Ocaña (Toledo).
No obstante, este vecino, con un historial de violencia hacia las mujeres, tiene un hermano gemelo que también cumplió varias condenas por asesinato y robos. Este segundo sí se encontraba en libertad cuando desapareció Laura Luelmo.
El cuerpo de Laura presenta en la primera inspección ocular un fuerte golpe en la cabeza, además de otras señales de aparente violencia que deben contratarse con la autopsia que confirme las circunstancias que rodearon a su muerte, según han informado a Europa Press fuentes de la investigación.
Además de este golpe, los especialistas estudian otras señales de violencia con la duda aún de si son muestras de la agresión que causó la muerte de Laura o si son signos de la manipulación que sufrió el cuerpo para tratar de ser escondido.
La Guardia Civil se ha marcado como prioridad la búsqueda del móvil de Laura Luelmo horas después de hallar el cuerpo de la profesora. Además, se investiga al entorno de la joven zamorana, principalmente a vecinos considerados de interés para la investigación.
Después de que la juez ordenase el levantamiento del cadáver a las 18.40 horas del lunes, los investigadores se centran ahora como prioridad en encontrar el móvil de Laura. Aparte del despliegue de personal especializado sobre el terreno, en la zona se encuentra un helicóptero del Equipo Central de Inspecciones Oculares (ECIO) y un laboratorio móvil, pertenecientes ambos al Departamento de Identificación del Servicio de Criminalística, con base en Madrid.
Para la reconstrucción de las últimas horas con vida de Laura y la búsqueda del presunto culpable de su muerte, los investigadores creen que es de vital importancia hallar el teléfono móvil de la maestra. Un repetidor recogió el miércoles 12 en torno a las 20.00 horas la última señal de su teléfono a nueve kilómetros de su casa de alquiler en la calle Córdoba de El Campillo, pero en dirección contraria en la que se ha encontrado su cadáver.
El objetivo es cruzar esta señal del móvil de Laura con otros teléfonos que también fueran captados por la misma antena de telefonía, a la espera de que la autopsia y las pruebas de ADN del cuerpo y de la ropa de la maestra zamorana arrojen más información sobre las circunstancias que rodean a su muerte.
El cuerpo se halló después de que un voluntario encontrara prendas de una mujer, dando aviso a una patrulla de la Guardia Civil que trabajaba en el dispositivo. Los agentes encontraron a unos 200 metros del lugar del hallazgo de las prendas el cadáver de una mujer aparentemente joven en una zona de terraplén y matorrales.
Fuentes de la investigación al tanto de las diligencias que sigue la Guardia Civil, que cuenta en la zona con especialistas de la Unidad Central Operativa (UCO), han explicado a Europa Press que una de las prioridades es comprobar el relato y las coartadas de diferentes personas, algunas de ellas vecinos de la fallecida.
Estas fuentes explican que un vecino de El Campillo reconocido como L.M. está descartado como sospechoso porque el miércoles 12 de diciembre, día de la desaparición de Laura Luelmo, se encontraba interno en la prisión de Ocaña (Toledo). Este extremo ha sido confirmado por fuentes penitenciarias consultadas por Europa Press, que precisan que L.M. salió del centro con un permiso, pero fue ayer lunes.