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Jóvenes cristianos y musulmanes trabajan en un ‘credo’ que les una

Hogar La Salle acoge un encuentro interreligioso que permitió a los asistentes profundizar en una idea de convivencia por encima de las creencias personales

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  • La delegada Ana Hérica Ramos se dirige a los asistentes al encuentro. -

“No habrá paz en el mundo si no hay paz entre las religiones, y nosotros estamos en que haya paz entre las religiones”.

El hermano Juan Bautista de las Heras, del Hogar La Salle, es uno de los promotores del segundo encuentro de jóvenes musulmanes y cristianos que este sábado tuvo lugar en estas instalaciones.

Es de la idea de que con independencia de las confesiones religiosas que profesen unos y otros en el día a día siempre existen más puntos en común que divergencias.

Y es en la búsqueda de esas semejanzas en lo que se viene trabajando ya desde hace algún tiempo con este tipo de iniciativas.  

“Creemos en diferentes dioses pero tenemos circunstancias parecidas, por eso lo suyo es trabajar para llevarnos bien, convivir y aportar a la sociedad todo aquello que contribuya al bienestar de la gente”, subraya.

En este segundo encuentro de jóvenes cristianos y musulmanes participaron colectivos tan dispares como la asociación islámica de mujeres Bismillah, la comunidad al Umma, la comunidad islámica An-Nur, la Iglesia Ortodoxa Hispánica, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la Iglesia Católica a través de la Confederación Religiosas y Religiosos (Confer), Salle Joven y la Mesa Interreligiosa.

Todas estas organizaciones llevan ya algunos años trabajando precisamente en la búsqueda de puntos en común que favorezca la convivencia.

De hecho, este segundo encuentro es consecuencia del éxito de la primera edición, que se celebró antes de la pandemia y que puso en evidencia el interés de todos los participantes en profundizar en esta línea de trabajo.  

“Hace un par de años llegamos a la conclusión de la importancia que tiene llevarnos bien, desde el respeto y la tolerancia, y apoyar iniciativas como la que se promueve mensualmente desde el Círculo de la Fraternidad. La convivencia entre todos es fácil si no los proponemos y de hecho muchos jóvenes comparten incluso instituto, lo que les lleva a relacionarse y a darse cuenta de que apenas existen diferencias entre ellos”, advierte el hermano Juan Bautista.  

Frente a bulos y prejuicios

Este tipo de iniciativas persiguen también de algún modo acabar con los “bulos y prejuicios que todavía existen en el conjunto de la sociedad y en las redes”.

“Cuando hay cercanía y somos capaces de estar un rato conviviendo muchos de esos bulos y tonterías que se leen y escuchan se caen por sí mismos, porque con la relación cercana se descubre realmente a la persona y es dónde vemos todo lo que tenemos en común”, añade.  

No en vano, los jóvenes “llevan la misma ropa y siguen los mismos tics” con independencia de que sean musulmanes o cristianos, algo que se pone de manifiesto en cuanto todos ellos se reúnen y empiezan a compartir las experiencias de su día a día.

“Aquí de lo que se trata es de que cuando nos hagamos una foto de familia no sepamos realmente quiénes son los unos y los otros y a partir de ahí observemos que lo único que nos separan son unas determinadas creencias, que es un asunto en el que no profundizamos en el encuentro porque no llegaríamos a ninguna parte. En ese aspecto debemos respetar la identidad de cada cual”, admite.  

Hogar La Salle trabaja con jóvenes ex tutelados, la mayoría de ellos musulmanes. El hermano Juan Bautista de las Heras no aprecia que exista un “rechazo” de la sociedad jerezana a estas personas, si bien confiesa que en estos últimos años se han dado “casos puntuales” relatados por los propios afectados.

“Muchos de ellos están integrados en los institutos y estar estudiando les hace relacionarse con chicos de su misma edad con quienes comparten similares problemáticas, propias siempre de los jóvenes. Puntualmente hemos podido conocer algún caso de rechazo, pero no es lo habitual”, explica.

Menos aún dentro del Hogar La Salle, que cuenta con un amplio equipo de voluntarios conscientes de que debe prevalecer un “espíritu de convivencia”. “El hogar no deja de ser una escuela en la que se aprende a convivir y a respetarse”, apostilla.  

Este segundo encuentro entre jóvenes cristianos y musulmanes dará paso con seguridad a un tercero y se enmarca en ese trabajo en común que están poniendo en práctica distintas comunidades religiosas, que ya en noviembre confluyeron en la denominada Noche de las Religiones que se celebró en los Claustros de Santo Domingo.

Siempre desde la premisa de buscar puntos de encuentro y dejar de lado aquello en lo que existan divergencias, que en la práctica se limita al modo de expresar la fe.

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