Colchones por los pasillos. O en salones. Incluso en pistas deportivas. Menores con problemas de comunicación, entre otros. Tensión. Estrés. Profesionales afectados por la sobrecarga de trabajo. Son algunas muestras de la saturación en los cinco centros de atención a menores inmigrantes gestionados por la Junta de Andalucía en la provincia. Una congestión que no deja espacio-ni tiempo- para ejecutar los planes de integración social para los que fueron concebidos.
El sindicato CSIF daba, a principios de esta semana, los datos que escenifican que los trabajadores de estos servicios se ven desbordados.
Unas cifras que, no obstante, se han vuelto obsoletas cada día ante las últimas llegadas al Estrecho, ya que, por ejemplo, una de las últimas embarcaciones arribadas a las costas gaditanas llevaba unos cuarenta menores, según fuentes consultadas por este diario.
Casi todas estas instalaciones se encuentran a más del doble de su capacidad, a excepción del centro de Villamartín: 22 acogidos para una capacidad de 13 menores, según una nota del CSIF.
Tolosa Latour (Chipiona)tenía a mediados de semana 49 tutelados cuando el ‘cupo’ es de 24. El mismo panorama se presentaba en Jerez, con 44 inmigrantes con una edad inferior a los 18 años, cuando está pensado para albergar solo a 18. Y así también en La Línea (60 acogidos para 24 plazas) y el centro de menores de El Cobre, en Algeciras: 38 menores y una capacidad para 16.
Precisamente, en El Cobre se ha batido el record de atención a menores en un solo día, con 52. “Se había dicho que iba a ser una situación puntual. Ya llevamos seis meses de situación de emergencia puntual”, comenta José Carlos Cabrera, mediador intercultural de este centro. Los propios sindicatos ya avisaron a principios de marzo.
“De una manera técnica, yo lo que estoy viendo es que hay una probabilidad muy alta en que la ruta del Estrecho se convierta en la nueva ruta de entrada de las personas que quieren entrar en la Unión Europea”, añade.
“Están bajando mucho los números de entradas tanto en Grecia como en Turquía e Italia y desgraciadamente no hay un plan definido no solo para atender a una probable llegada de muchísimas personas sino que, dentro del sistema de protección a menores ya está habiendo una situación muy caótica”, añadió el también integrante del grupo de investigación en Estudios Árabes Contemporáneos de la Universidad de Granada.
¿Qué situación puede producirse entonces en el Estrecho en los próximos meses? Cabrera expone que “es probable que Tarifa se pueda convertir en la nueva Lampedusa y desgraciadamente podamos encontrarnos con un Campo de Gibraltar lleno de campos de refugiados a los cuales no estamos preparados para atender”.
El resumen de Cabrera es claro y directo: “no estamos preparados si aumentaran las llegadas”. Y es que, a vista de los números presentados por el CSIF, el sistema no está en condiciones para “almacenar” tal número de personas. “La organización de estos centros está pensada para dar una oportunidad a estos chavales en nuestra sociedad”, recordó Cabrera, por lo que ante esta situación de congestión, expuso que “es imposible desarrollar ningún tipo de programa de integración”.
Unas circunstancias que afectan directamente a los profesionales y que puede acarrear “fallas de seguridad” y con “menores inmigrantes que no están protegidos en su tránsito, que pueden tener perfiles muy vulnerables, y ser volubles a ciertas mafias”. Como solución estructural, Cabrera propone cambiar la actual ley del menor.
Por otro lado, la mencionada situación en fronteras como la de Italia o Grecia está abriendo al Estrecho un nuevo perfil de emigrante: aquel que viene de países asiáticos.
De hecho, hace unos días se interceptó cerca de Ceuta una patera con once personas, en la que la mayoría procedían de Bangladesh y Pakistán. Algunos de estos asiáticos ya han sido destinados a centros de la provincia cuya saturación, por el momento, no conoce de fronteras, ni de fecha de caducidad.
El CSIF y Podemos piden medidas a la Junta
El sindicato CSIF espera que la Junta de Andalucía se haga cargo de esta situación de saturación que, según incidieron en un comunicado de prensa, “lejos de mejorar, cada día va a más, dejando a los trabajadores desprotegidos y a los menores sin la atención educativa, social, médica y psicológica adecuada”. “Los trabajadores destacan frecuentes peleas entre los menores acogidos, la falta de respeto a los compañeros, a sus propias pertenencias, al mobiliario y por supuesto al personal del centro, el cual viene sufriendo insultos, e incluso agresiones físicas, denunciadas convenientemente”, añadieron desde la formación sindical.Por otro lado, la situación ha tenido también alguna respuesta política. Así, Podemos pidió al Gobierno andaluz que “deje de mirar para otro lado, de anclarse
en el inmovilismo o adoptar medidas improvisadas”. Además, demandan igualmente acciones como la
ampliación del número de plazas en los centros de acogida, que se dote de más recursos para la atención satisfactoria y la elaboración de un plan y seguimiento de estos jóvenes.