Desde el pasado día 2 de diciembre se está celebrando en Madrid la COP 25, la 25ª Conferencia anual de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Ante este encuentro, las entidades que conforman la Mesa Diocesana “Enlázate por la Justicia” (compuesta por Cáritas Diocesana de Asidonia-Jerez, Hogar La Salle, Siloé, Redes y Manos Unidas) han realizado hoy en sus respectivas sedes un gesto simbólico para mostrar su preocupación por la situación actual de emergencia climática.
También han hecho hincapié en la necesidad de que en esta Cumbre se adopten decisiones que garanticen el cuidado del medio ambiente, promuevan la justicia social y salvaguarden los derechos humanos a través de la protección de las personas más vulnerables a esta realidad.
De este modo, representantes de las entidades pertenecientes a la Mesa han leído el siguiente manifiesto en sus sedes para reivindicar la importancia de trabajar juntos para combatir la crisis climática:
MANIFIESTO ENLÁZATE POR LA COP 25
La celebración en Madrid de la COP25 -Cumbre Mundial por el Clima- se ha convertido en una ocasión para unirnos como sociedad que anhela y se moviliza en favor de la vida para todos. El principal objetivo de la COP25 es que los países lleguen a un consenso sobre el camino a seguir para la reducción de emisiones hasta 2020. También se han tratado temas sobre el cuidado de los océanos y la Antártida, las energías renovables, potenciar la economía circular y proteger los ecosistemas, los bosques y la biodiversidad.
Ya no existen dudas de que los impactos del cambio climático afectan cada vez más severamente a todas las personas, regiones, ecosistemas y economías.
Incidirá negativamente en la salud y en la esperanza de vida de muchas poblaciones, en el mantenimiento de diversos sectores productivos y empleos, en la pérdida acelerada de la biodiversidad, y en los costes económicos y sociales que muchos países tendrán que afrontar para paliar sus efectos.
También está cada vez más claro que los que menos responsabilidades tienen en las emisiones de gases de efecto invernadero son los que más sufren las alteraciones climáticas, porque viven en zonas especialmente vulnerables y disponen de menos medios para protegerse o adaptarse a ellas. El cambio climático frena el desarrollo de los pueblos, dificulta la erradicación de la pobreza e incrementa la desigualdad entre países y en el interior de cada país.
Todo el mundo, especialmente en los países industrializados, tenemos responsabilidades en las emisiones de gases de efecto invernadero por nuestro comportamiento en el consumo o en el transporte. Hay además muchas grandes corporaciones que hacen su negocio manteniendo un sistema productivo contaminante, que son el auténtico freno para el cambio a un modelo de producción y consumo limpio y sostenible. Su enorme capacidad de influencia en las políticas de los gobiernos es uno de los principales escollos a los que nos enfrentamos.
Para afrontar los retos climáticos hace falta una acción política clara, urgente y transformadora. Esto sólo se conseguirá con una ciudadanía consciente de los problemas y de las soluciones, una ciudadanía exigente y movilizada.
Desde la Mesa Diocesana “Enlázate por la Justicia” enviamos un mensaje decidido y simple a los delegados que se reúnen en la COP25: Debemos trabajar juntos. El mundo se enfrenta a países que adoptan medidas
individuales, en un momento en el que es crítico una aproximación conjunta y decidida para combatir la crisis climática. Hacemos un llamamiento a todas las partes para que se unan en la defensa del sistema internacional establecido por las Naciones Unidas y adopten decisiones que garanticen el cuidado del medio ambiente, promuevan la justicia social y salvaguarden los derechos humanos a través de la protección de las personas.
En la encíclica Laudato si´, inspiradora de la iniciativa Enlázate, el papa Francisco es claro y contundente al respecto. “Junto a la importancia de los pequeños gestos cotidianos, el amor social nos mueve a pensar en grandes estrategias (…) Un cambio en los estilos de vida podría llegar a ejercer una sana presión sobre los que tienen poder político, económico y social”.
Por eso, destacamos también la importancia que tienen nuestros hábitos de vida, porque “cuando somos capaces de atender a nuestros comportamientos cotidianos y de tratar de irlos ajustando a lo que creemos bueno, justo y solidario, podemos ir viendo cómo las cosas cambian a nuestro alrededor”. Para ello, es necesario “romper la lógica individualista, consumista y depredadora de recursos naturales, si queremos ser cuidadores del planeta y de los seres humanos que lo habitamos”.