La Semana Santa concluye con la satisfacción de que todo haya salido sobre lo previsto tras muchos meses de trabajo y múltiples reuniones. El Consejo, el Arzobispado, el Ayuntamiento, la Delegación del Gobierno y las Hermandades han volcado todos sus esfuerzos para que así haya sido. Aunque ahora el sentimiento que nos acompaña sea el de la añoranza. En primer lugar, satisfacción casi plena por una semana que en lo meteorológico ha estado mejor de lo que a priori podría pensarse.
Lástima la jornada del Viernes de Dolores, día muy importante para transmitir nuestra fe por los barrios. Pero las cinco hermandades actuaron con la responsabilidad que les caracteriza, permitiéndonos disfrutar de la excelente estación de penitencia del Dulce Nombre de Bellavista. Luego, durante la Semana Santa tuvimos dos jornadas con problemas meteorológicos, aunque muy controladas en todo momento. Me quedo con la gran pena de Los Gitanos, al no poder completar su estación de penitencia.
Tanto en la Madrugada, como en el Viernes Santo, las hermandades que se vieron sorprendidas por las aisladas precipitaciones supieron y demostraron en todo momento cómo actuar, destacando el muy buen hacer de sus cuerpos de nazarenos. Precisamente, me satisface el destacado crecimiento en el número de hermanos nazarenos en muchas cofradías. Es el mejor reflejo de una sociedad, la hispalense, que en su amplia mayoría continúa ofreciendo un gran testimonio de fe pública.
No podemos olvidar que los miles y miles de sevillanos que visten sus hábitos nazarenos nos llenan de sentido y forman el principal núcleo de valores para la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Muy contento con el exitoso dispositivo de seguridad. Son muy escasos los altercados que debemos lamentar y todos ellos siempre estuvieron bajo el control inmediato del Cecop. Debemos agradecer la labor encomiable de todas las Administraciones implicadas con el fin de preservar al amplio y a veces complejo espectro de la seguridad de una ciudad que multiplica muy considerablemente su aforo en el centro histórico.
Por supuesto, no podemos dejar de destacar la concienciación ciudadana, que colaboró en su amplia mayoría, a pesar de que algunos siguen reincidiendo con “acampadas” y sillitas plegables -no me refiero a las personas adultas- que en nada representan nuestro sentir cofradiero. El Martes Santo cumplió con los horarios, como el año pasado. Satisfactorio en la Carrera OficIal y en la liberación de espacios que en años anteriores se encontraban excesivamente colapsados. Pero la mayor alegría de esta jornada ha sido, sin duda, que ocho hermanos mayores hayan logrado arreglar los problemas de horas y cruces entre ellos mismos, desde la fraternidad y la solidaridad, con la presencia activa de la Junta Superior del Consejo. Del mismo modo, hay que reseñar la reestructurada Madrugada, que hasta el momento en el que aparecieron las precipitaciones marchaba con una exquisita puntualidad horaria. Además, se borraron del escenario todos los maltrechos cruces entre cofradías.
Quizás echamos de menos la presencia de más público, principalmente por la climatología. Lo que es una obviedad es que éste es otro nuevo ejemplo de fraternidad entre las hermandades, que dejan a la vista la importancia que supone que los miembros de nuestras cofradías hablen y encuentren soluciones desde el diálogo. Por último, quisiera destacar la tendencia en auge del público en Semana Santa durante el día, disminuyendo el aforo en las horas nocturnas. Lunes Santo, Martes Santo, Miércoles Santo y Jueves Santo fueron posiblemente las jornadas en las que más público se concentró en las horas centrales. Lo que nos hace ver que ese conocido prime time cofrade va cambiando con el paso de los años y, seguramente, invite a no mantener cortejos procesionales hasta altas horas de la madrugada. Y el nuevo horario de la Resurrección no deja dudas de que es un verdadero éxito. Termino con mi total y sincero gradecimiento al Arzobispado, a las Administraciones, a las Hermandades y a todo el pueblo de Sevilla.
