Una vez pasada la jornada electoral, fin de toda una racha de comicios, llega el momento del análisis y la reflexión por parte de las cúpulas de los partidos. Y son particularmente interesantes los distintos escenarios que se presentan; por una parte está el escenario nacional, en el que la jornada del domingo se consideraba como la segunda vuelta de las generales del 28-A con las negociaciones oportunas que están pendientes de concretar para el gobierno de la nación, y, por otra, la situación de cada una de las comunidades y los ayuntamientos, cada uno de su padre y de su madre, si se me permite la castiza expresión.
Esta reflexión la comenzamos con la situación de los partidos a nivel nacional. Destaca el desfonde del PP, que en cuatro años ha perdido 999.332 seguidores (pero con la guinda de ganar el ayuntamiento y la comunidad de Madrid) y la debacle de Unidas Podemos, que lo ha hecho en un 8% entre las dos elecciones europeas y cuatro puntos con respecto a las generales de hace un mes. Ciudadanos no ha podido consolidar su pretensión de ganar entre las derechas. Se consolida la aparición de Vox, representativo del 6% del voto (en las europeas), marca que supone un importante retroceso desde el 10% que obtuvo el 28-A.
Y ahora llega el momento de los pactos, de los acuerdos, bien de gobierno o solo de legislatura, pero no se puede establecer una norma general; no exite pactómetro que valga para todo. Se acabaron los tiempos aquellos (¡qué frágil es la memoria¡) de “gobierno de perdedores” y ya el PP asume con normalidad la unión con Ciudadanos y Vox. Pero, ¿seguirá Ciudadanos yendo a rebufo de la corriente azul?¿afectará a su estrategia el no haber aprovechado la débil situación del PP en Madrid, sus implicaciones con la corrupción y la inexperiencia de sus candidatos?.
El llamado “pacto a la andaluza”, a juzgar por las declaraciones de sus líderes, no se va a realizar en los mismos términos, por cuanto Vox no parece que simplemente apoye la coalición de PP y Ciudadanos, sino que quiere participar en los gobiernos que resulten y entonces la formación naranja podría poner en dificultad su posición europea al unirse a la extrema derecha. No lo tiene fácil Rivera en la decisión o decisiones que adopte.
No es lo mismo la situación en los distintos municipios, diputaciones, cabildos y comunidades. Nuestros pueblos son muy peculiares y priman más las relaciones personales que las estrategias de los partidos en sus sedes provinciales o menos aún nacionales. Acaba de salir en TV la vicepresidenta del Gobierno en funciones insinuando apoyar a la derecha en Navarra para evitar que entre Bildu en su gobierno.
En nuestro entorno debemos destacar, por parte del PSOE, la sólida victoria del incombustible Toscano en Dos Hermanas (10 mandatos ya con amplias mayorías), la consolidación de Jiménez en Alcalá de Guadaira en la era post Gutiérrez Limones y las victorias en Mairena del Aljarafe, Utrera y Écija. Igualmente citable es la consolidación de José Luis Sanz en Tomares (por parte del PP), de Modesto González en Coria (AxSi), de Manuel Valle en Los Palacios (Adelante) y Sánchez Gordillo en Marinaleda (11 mandatos le respaldan). Para más información sobre los municipios sevillanos se puede consultar nuestra edición del pasado lunes.
En la capital, Juan Espadas (PSOE) logra la victoria aumentando en dos el número de ediles (13), poniendo muy difícil (si no imposible) la unión de las derechas, pero a tres de la mayoría absoluta. ¿Qué panorama se le presenta al actual alcalde?: Puede buscar alianzas con Adelante (4 ediles) o, incluso con Ciudadanos (4). Observando la trayectoria del período anterior en la Casa Grande, donde Espadas gobernó en solitario con solo 11 ediles y pudo aprobar tres presupuestos, puede que ésta sea la solución a adoptar, pacto programático con Adelante y acuerdos puntuales para la gobernación de la ciudad.
