El director deportivo del Unicaja, Juanma Rodríguez, recordó este martes a su exjugador, el ruso Serguei Babkov, fallecido el lunes a los 56 años de forma repentina en su país, y aseguró que en el club malagueño ha supuesto "un palo tremendo", además de trasladar "a la familia todo el ánimo y apoyo" de la entidad.
“Ya sabéis la trayectoria llevada aquí por Serguei, con mucha relación con el club" después de "cinco temporadas" en el equipo, dijo en rueda de prensa Rodríguez, quien destacó que el antiguo escolta del Unicaja e internacional con Rusia, quien también jugó en España en el Joventut, era "alguien muy querido en la ciudad".
En la presentación del pívot senegalés Ilimane Diop, el ejecutivo del club malagueño calificó a Babkov como “una persona excelente" y con la que siempre mantuvo el contacto después de dejar el Unicaja, en las asiduas visitas del exbaloncestista ruso a Málaga.
"Tenía una clase brutal, dio unos años magníficos al equipo y fue clave en ese subcampeonato (de Liga) en el 95, germen de lo que es el Unicaja actual", recalcó Juanma Rodríguez, que aseguró que "siempre" lo tendrán "en el recuerdo".
Añadió sobre la trayectoria de Serguei Babkov que "jugó un Europeo muy bueno" con Rusia y entre él y el entonces técnico cajista, el fallecido Javier Imbroda, lo ficharon, para añadir que "tenía un poco de todo, como físico, clase, elegancia, un cuerpo para su posición tremendo, un tiro demoledor; no aparecía mucho, pero cuando lo hacía, cogía una racha de varias canastas que te hacía ganar el partido”.
“Defensivamente había que esconderlo, pero tenía tanto talento en ataque que había que dejarlo en el campo. Kenny Miller, Mike Ansley y Serguei Babkov formaban un trio tremendo”, rememoró el director deportivo del Unicaja, que lo definió como "de los mejores exteriores" que ha pasado por Málaga y "uno de los mejores jugadores en la historia del club".
Indicó que Babkov presenció el pasado mayo uno de los partidos de semifinales que enfrentó al Unicaja contra el Barça en la ciudad andaluza y explicó que al conocerse la noticia le "llamaron muchos compañeros suyos, muchos de ellos llorando, y no se lo podían creer", por lo que ha sido "un palo muy duro".
