Respaldado por la oposición vecinal que ha despertado el tranvía, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, aún confía en poder convencer a la Junta de Andalucía de que lo sustituya por autobuses de gran capacidad, articulados y con preferencia en los semáforos, capaces de llevar tantos viajeros como un vagón y con la flexibilidad de ampliar su recorrido. "Aún no he recibido la respuesta del consejero", dijo.
De la Torre lo reiteró ayer ante un grupo de periodistas, a los que no quiso desvelar cuál será su postura si la Junta sigue adelante con el tranvía, pese a que según los técnicos municipales su puesta en marcha contraviene el ordenamiento urbanístico andaluz y el de la ciudad de Málaga.
El regidor aseguró que el coste de explotación de este transporte será “diez veces menor” al del tranvía, además de que su puesta en marcha ronda los cinco millones de euros frente a los 41 millones calculados para el tren en superficie. “Yo no le veo más que ventajas”, reiteró para asegurar que no se explica el rechazo de la iniciativa, que ya la planteó en 2013, antes de firmar el protocolo de intenciones con la Junta.
Precisamente sobre las críticas por sus vaivenes en el proyecto se defendió asegurando que el documento firmado hace tres años era “sólo un protocolo”, sin concrección alguna y que ha sido a posteriori cuando los técnicos municipales le han convencido de que el metrobus “resuelve todos los problemas” de gasto y de movilidad.