El boxeador malagueño Ayoub Ghadfa, medalla de plata en la categoría de más de 92 kilos en los Juegos Olímpicos de París 2024, ha regresado a su Marbella natal y al Sho-Dan, el gimnasio en el que dio sus primeros pasos en los deportes de contacto y donde este martes ha sido recibido como un héroe.
Acompañado por su padre, hoy su mayor 'fan' y ayer la persona que lo animó a practicar deporte, ha llegado sonriente y con la medalla colgada al cuello, sabedor de la expectación que causa este preciado metal olímpico.
A las puertas del gimnasio lo esperaban varias decenas de personas, entre ellas familiares, amigos y muchos de sus antiguos compañeros de entrenamiento, que no han querido perder la oportunidad de felicitarlo personalmente.
Los más jóvenes se arremolinaban expectantes en torno al medallista olímpico, esperando poder hacerse una foto con él o llevarse a casa un autógrafo.
Ayoub, muy paciente y sin perder la sonrisa en ningún momento, ha saludado, ha posado, ha grabado saludos para grupos de WhatsApp y ha firmado autógrafos a diestra y siniestra en guantes de boxeo, camisetas y hasta en carcasas de móviles.
"El deporte lo es todo"
Ayoub Ghadfa se siente orgulloso y feliz de ver a tantos jóvenes interesados en el boxeo y a ellos los anima a que "se apoyen en el deporte, porque el deporte lo es todo en esta vida", ha comentado a EFE.
Y es que el hoy medallista olímpico llegó al ring animado por sus padres, de origen marroquí, huyendo del acoso que sufría en la escuela cuando era niño.
Entre foto y foto, Ayoub ha reunido a los seguidores más jóvenes, a los que ha recordado la importancia de estudiar y formarse.
"Hay que luchar por los sueños, pero nunca dejar los estudios de lado. Son lo más importante", ha dicho el medallista, que además de entrenar ha terminado sus estudios universitarios en Educación Física.
Tras la resaca olímpica, el boxeador solo piensa en desconectar y dedicará las próximas semanas a descansar en casa con los suyos.