Irán y seis grandes potencias, entre ellas Estados Unidos de forma indirecta, han reasumido este lunes en Viena, tras una pausa de cinco meses, las negociaciones para rescatar el acuerdo nuclear de 2015 que limitaba la actividad atómica de la República Islámica.
El pacto, conocido como JCPOA en sus siglas en inglés, está amenazado y se ha debilitado desde que Washington decidiera abandonarlo en 2018, bajo la presidencia de Donald Trump, y volver a imponer sanciones a Teherán.
La República Islámica ha reaccionado a su vez violando cada vez más sus compromisos, con pasos que la han acercado mucho, según los expertos, a la posibilidad de fabricar armas atómicas.
Concretamente, Teherán ha superado los límites acordados sobre la cantidad y el grado de enriquecimiento de uranio, ha puesto en marcha centrifugadoras más avanzadas y ha restringido el acceso de los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) a sus instalaciones.
En la nueva ronda de negociaciones, la primera desde la elección de un nuevo presidente en Irán, las delegaciones de los principales contendientes (Irán y Estados Unidos) no se verán cara a cara, ante la negativa de los iraníes de sentarse en una misma mesa.
Los negociadores de Rusia, China, Alemania, Francia y Reino Unido, coordinados por la Unión Europea (UE), se reunirán con la delegación de Irán en un lujoso hotel de Viena.
Las conversaciones fueron interrumpidas en junio tras la victoria electoral del ahora presidente iraní, el ultraconservador Ebrahim Raisí, quien exige que Washington levante todas las sanciones contra su país.
Tras años de arduos conflictos y negociaciones ante la sospecha occidental de que Teherán intenta hacerse con la bomba atómica, el JPCOA se selló en 2015 con el fin de garantizar que Irán utiliza su programa nuclear exclusivamente con fines pacíficos, y no militares, como siempre ha asegurado.
A cambio, se acordó el levantamiento de las sanciones internacionales que lastraban la economía persa.