Al menos 667 personas fueron detenidas en la noche del jueves al viernes en Francia, la tercera consecutiva de disturbios tras la muerte de un joven en Nanterre por un tiro de la policía cuando trataba de huir de un control.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, dio esa cifra en un mensaje en su cuenta de Twitter y la relacionó con las instrucciones de "firmeza" que había dado.
Darmanin, que había desplegado 40.000 agentes para tratar de evitar que se reprodujeran los altercados, destacó que policías, gendarmes y bomberos tuvieron que "afrontar una violencia infrecuente".
Una vez más, el epicentro de las protestas ha sido la ciudad de Nanterre, en la periferia inmediata de París, donde fue incendiada una agencia bancaria y varios edificios públicos como escuelas y un centro de impuestos sufrieron serios desperfectos.
Pero la ola de violencia no se limitó a los barrios sensibles de la región de París, sino que también alcanzó a la capital, donde hubo saqueos de comercios en el barrio de Les Halles, en el centro, y muchas otras ciudades.
El jefe del Estado, Emmanuel Macron, debe presidir una célula de crisis que se celebrará a las 13.00 hora local (11.00 GMT) a su vuelta de Bruselas, donde está participando en el Consejo Europeo, informó el Elíseo.
Ayer ya presidió una a primera hora de la mañana en el Ministerio del Interior con varios miembros de su Gobierno, empezando por la primera ministra, Élisabeth Borne. Macron había denunciado entonces unos disturbios "injustificables".