El 15 de enero de 2006, fecha en la que cedió el testigo oficialmente a Alberto Núñez Feijóo al frente del PP de Galicia, el veterano político aseguró ante los periodistas que el día que falleciese le gustaría ser enterrado al lado de su esposa, que había muerto en 1996, en Perbes, en donde tenían su residencia de verano.
El destino ha querido que Fraga muriese justo seis años después de pronunciar aquella frase y que sea enterrado el día en que se cumplen 56 años del accidente aéreo de Palomares (Almería) por el que unos días después ocupó las portadas de los medios de todo el mundo con su famoso baño en el Mediterráneo para demostrar que sus aguas no estaban afectadas por radiactividad pese a las bombas caídas desde los aviones.
Minutos antes de las cinco de la tarde, la Real Banda de gaitas de la Diputación de Ourense recibió el féretro con los restos mortales del político gallego en la puerta de la iglesia parroquial, donde lo esperaban autoridades, familiares, amigos, y admiradores que se desplazaron a Perbes para rendirle un último tributo.
Bajo los acordes de esta marcha, el féretro, portado por varios de sus nietos, ha sido cubierto con una bandera de Galicia.
Tras el funeral en la iglesia parroquial, que se quedó pequeña para acoger a los centenares de asistentes, el cortejo fúnebre apenas tuvo que recorrer unos 30 metros hasta el panteón de la familia Fraga-Estévez, en el que fue introducido el féretro, que en ese momento ya llevaba las enseñas gallega y española.
Mientras el ataúd era introducido, las gaitas volvieron a sonar, esta vez, para interpretar el himno de Galicia.
El funeral ha sido oficiado por varios sacerdotes y ha estado encabezado por el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Rouco Varela, y por el arzobispo de Santiago, Julián Barrio.
Finalizado el entierro, cuando la familia abandonaba el camposanto entre un gran cordón de seguridad, se han producido escenas de emoción con llantos y abrazos, así como muestras de cariño y afecto por parte de las personas que no pudieron entrar en el cementerio.
Tras la homilía, ha pronunciado unas emotivas palabras la nieta menor de Fraga, Adriana, quien se ha referido con cariño "al mejor abuelo del mundo", según han manifestado varios asistentes a los periodistas, que no han podido asistir a la misa funeral.
Carmen Fraga, eurodiputada del PP y una de las hijas del fallecido, ha agradecido al final del entierro la "presencia, el cariño y el afecto" de los asistentes, y ha declarado que la familia ahora tiene "una gran paz", aunque "obviamente también un sentimiento de tristeza".
"Hubiésemos querido que fuese de un modo más particular y más privado porque creemos que esto es algo nuestro, pero también comprendemos que hay mucha gente que se quería despedir", ha dicho la hija del presidente del honor del PP, que ha rememorado cómo en Perbes la familia había pasado "muchos años felices".
Por su parte, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha destacado que Fraga "se quiso despedir como un gallego más al lado de su casa y con su mujer", una forma que, en su opinión, es "muy acorde" con lo que el veterano político gallego "ha sido".
Antes que él, la ministra de Fomento, Ana Pastor, también se ha dirigido brevemente a los periodistas para mostrar el apoyo y dar el pésame a la familia de Fraga.
Otro de los asistentes al entierro que ha ensalzado la figura de Fraga ha sido el presidente del Principado, Francisco Álvarez-Cascos, para quien la gran virtud del veterano político gallego es que "nunca se resignó a convivir con los problemas".
"Nos hemos convertido todos en deudores de su obra y por eso hoy hemos querido venir a rendirle el homenaje que se merece y también a testimoniar afecto a su familia y a sus amigos", ha manifestado el presidente de Asturias.
Entre las autoridades asistentes, estaban además de los citados la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y los ministros de Justicia y Sanidad y Servicios Sociales, Alberto Ruiz-Gallardón y Ana Mato, respectivamente.
Además, han estado presentes el expresidente José María Aznar, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y otras autoridades autonómicas y municipales, entre ellas la mayor parte de las personas que ocuparon cargos de conselleiro durante los quince años de Fraga al frente de la Xunta.
A Perbes también se han desplazado las seis hermanas de Fraga, además de sus cinco hijos, nietos, sobrinos y demás familia.