La explotación de petróleo por parte de Occidente en las áreas disputadas de Somalia, y las discrepacias sobre las compañías a las que conceder las autorizaciones, podrían reavivar los conflictos en la nación africana, según ha advertido Naciones Unidas en un informe confidencial al que ha tenido acceso Reuters.
En este informe, el último del Grupo de Vigilancia de Naciones Unidas sobre la comisión de sanciones del Consejo de Seguridad en Somalia y Eritrea, los expertos han recordado que la Constitución somalí da autonomía a los gobiernos regionales para firmar acuerdos comerciales en materia de combustibles fósiles. No obstante la ley de petróleo, que todavía no ha sido adoptada por el Parlamento, dice que el Gobierno central puede distribuir los recursos naturales.
"Estas inconsistencias podrían incrementar los conflictos políticos entre los Gobiernos federales y el regional, lo que aumentaría las divisiones entre clanes y amenazaría la paz y la seguridad", ha explicado la ONU en el informe.
El fin de la dictadura en Somalia en 1991, tras el derrocamiento de Siad Barré, condujo a Somalia a dos décadas de tormenta política, primero en manos de los "señores de la guerra", y después en las de los islamistas, mientras en el norte de Somalia brotaban dos regiones autónomas, Somalilandia y Puntlandia.
Cerca de una docena de compañías, incluyendo grandes multinacionales de petróleo y gas, tenían licencias para explorar Somalia antes de 1991, pero desde entonces, Somalilandia, Puntlandia y otras autoridades regionales han concedido sus propias licencias para los bloques de petróleo.
En algunos casos, Somalilandia y Puntlandia han concedido licencias para los mismos bloques. Uno de estos casos, según los expertos de la ONU, involucra a la compañía noruega DNO y a Africa Oil Corp., empresa de propiedad sueca pero con sede en Canadá.
Las operaciones de exploración en estos bloques por estas compañías --protegidas por las autoridades regionales y por milicias locales-- podrían, según explica la ONU en su informe, generar nuevos conflictos entre las dos regiones.
"Es alarmante que las fuerzas de seguridad regionales o los grupos armados se enfrenten para proteger y reforzar los intereses de las compañías de petróleo de Occidente", afirma con rotundidad el informe.
"Este caso es incluso más alarmante, porque están involucradas empresas de dos países --Noruega y Suecia-- que durante mucho tiempo se han implicado en la promoción del diálogo y la paz en Somalia", han afirmado los expertos.
Bjorn Dale, principal consejero, presidente y director de DNO --la empresa noruega--, ha asegurado que no está familiarizado con este informe, pero ha afirmado que su compañía nunca se dedicaría a actividades que amenazaran la paz en Somalilandia.
CONFLICTO DE INTERESES
Los expertos de Naciones Unidas han expresado su preocupación por la petición de Noruega de crear una zona económica exclusiva (EEZ) en las costas de Somalia, donde la empresa tiene enormes intereses comerciales.
Según la Convención de la ONU de Ley del Mar, una EEZ podría permitir a Somalia el control territorial de doce millas náuticas así como el derecho a explorar, explotar, conservar y gestionar los recursos naturales en 200 millas. Para esto, Somalia tiene que negociar un límite con Kenia, lo que según la ONU podría provocar una nueva disputa por los bloques de exploración en aguas kenianas.
Según el informe, Kenia habría suspendido sus licencias con la empresa noruega Statoil en el bloque de petróleo L26 porque la compañía no quería invertir dinero si no había una frontera marítima legal con Somalia. Fuentes oficiales del Gobierno de Kenia han afirmado que Statoil ha expresado su interés en que se neogocie un límite con Somalia y que se establezca el bloque L26 en aguas de Kenia.
"La presión por parte de Noruega a las autoridades somalíes para que adopten una EEZ, coincide ahora con su interés en que el bloque L26 se establezca en aguas kenianas, así como con la participación de Noruega en la aplicación de un fondo de financiación de más de 30 millones de dólares asignado bajo la gestión de las autoridades (del Gobierno somalí), con un historial de corrupción récord", según el informe.
Los expertos han sugerido que el interés de Noruega sobre el desarrollo de Somalia podría ser una "tapadera para sus intereses comerciales" en el país, acusaciones que el ministro de Desarrollo Internacional de Noruega, Heikki Eidsvoll, ha negado.