Las autoridades chinas han liberado y deportado al geólogo estadounidense Xue Feng, quien fue condenado en 2010 a ocho años de prisión por espionaje.
Según confirmó la organización Dui Hua en un comunicado remitido a Efe la noche del viernes al sábado, Xue llegó a su casa en Houston (EEUU), la tarde del día 3 de abril, viernes, en el mismo día que fue liberado.
Xue, nacido en China y formado en la Universidad de Chicago, fue declarado culpable de vender una base de datos comerciales de la industria petrolera china a IHS Energy, una empresa de consultoría estadounidense en la que trabajó.
Según señala Dui Hua, ONG dedicada a investigar casos de presos políticos en China, Xue ha cumplido casi la totalidad de su condena a excepción de diez meses, después de que en 2012 las autoridades le restaran este periodo a su pena por "buen comportamiento".
Durante el tiempo desde que fue puesto en vigilancia (una detención informal en el país), en 2007, hasta ahora, hasta tres embajadores estadounidenses y el propio presidente Barack Obama han pedido en diversas ocasiones la liberación de su ciudadano, nacido en China.
No obstante, las autoridades rechazaron en todas las ocasiones responder a esta petición considerándolas una "interferencia".
La Fundación Dui Hua asegura que, en el momento de su liberación, Xu era el único ciudadano americano que cumplía una sentencia en una cárcel del país asiático por un delito relacionado con poner en peligro la seguridad del Estado.
Xue fue puesto bajo custodia en Pekín en noviembre del año 2007 y posteriormente trasladado a un centro de detención en "vigilancia", donde pasó hasta más de un año, un periodo que no fue restado de su sentencia final.
El geólogo fue formalmente detenido en febrero de 2008, juzgado en julio de 2009 y sentenciado el 7 de julio de 2010. En este caso, los años que pasó en prisión esperando a la sentencia sí se contabilizaron como parte de la pena que debía cumplir, como es habitual en el país asiático.
Su caso pone en evidencia la no distinción por parte del régimen comunista ante ciudadanos que, nacidos en China, han optado por llevar otra nacionalidad diferente a la original.
Un ejemplo de ello, según recoge Dui Hua, fue la negación por parte de China a informar en cuatro días, el tiempo estipulado en un acuerdo bilateral EEUU-China, de la detención de Xue a la legación estadounidense.
A pesar de ese acuerdo, funcionarios de la embajada tuvieron que esperar semanas para poder reunirse con su ciudadano.
Cuando pudieron mantener el encuentro, Xue les contó que había sido maltratado y torturado, y les mostró quemaduras de cigarrillos en sus brazos.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos y otros expertos denuncian que las autoridades chinas utilizan la "revelación de secretos de Estado" con fines políticos, después de tener un largo tiempo bajo detención al supuesto culpable y poder "construir" el delito.