Los incidentes violentos volvieron este fin de semana a las calles tras una concentración ilegal en apoyo a varios colectivos de la ciudad
Los incidentes violentos volvieron este fin de semana a las calles de Hong Kong tras una concentración ilegal en apoyo a varios colectivos de la ciudad, que acabó siendo dispersada por la policía con gases lacrimógenos, spray pimienta y cañones de agua antidisturbios.
La protesta se produjo en la zona comercial y turística de Tsim Sha Tsui este domingo por la tarde, bajo el tema "Lucha contra la brutalidad policial; estamos con los civiles, los periodistas y la comunidad musulmana".
En el vigésimo primer fin de semana consecutivo de protestas prodemocráticas, cientos de manifestantes se reunieron en el Jardín Salisbury para una manifestación considerada ilegal ya que no tenía el permiso de la policía.
La manifestación fue anunciada como una muestra de apoyo a los periodistas, quienes han sufrido las consecuencias de la violencia policial ejerciendo su trabajo, y a la comunidad musulmana, una semana después de que la policía rociara con líquido de un cañón antidisturbios la entrada de la mezquita de Kowloon, un suceso que según las fuerzas de seguridad fue por accidente.
Las tensiones aumentaron hoy a medida que cientos de oficiales con equipo antidisturbios se desplegaron alrededor del parque y fuera del Museo Espacial y Centro Cultural y comenzaron a buscar a manifestantes con máscaras, una indumentaria prohibida por el Gobierno de la ciudad desde hace semanas.
Según constató Efe, aproximadamente media hora después de que el mitin comenzara a las 15.00 hora local (07.00 GMT), la policía disparó rondas de gas lacrimógeno para dispersar a la multitud cerca de la entrada del parque.
Informaciones publicadas por el diario independiente South China Morning Post (SCMP) apuntan a que la acción policial se produjo después de que la multitud se extendiera sobre Salisbury Road y bloqueara el tráfico. La policía disparó gases lacrimógenos y utilizó spray de pimienta para dispersar a los manifestantes.
"Me han dado gases lacrimógenos tantas veces que ya no me molesta mucho", dijo a Efe Chan, un manifestante de 70 años.
"Debemos salir en masa. No debemos parar. Tenemos que estar aquí para apoyar y proteger a los jóvenes. Si nos detenemos, las autoridades los arrestarán a todos", añadió.
Joyerías de lujo, relojerías y muchas otras tiendas minoristas turísticas cerraron en anticipación de los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, que se han desarrollado con frecuencia en la ciudad semiautónoma de China desde que estalló el movimiento antigubernamental a principios de junio.
Aunque la manifestación se vio obligada a terminar poco después de iniciarse, muchos participantes regresaron al área tras las operaciones policiales, mientras que otros se dirigieron a otros distritos, lo que demuestra una perseverancia que ha ayudado a sostener el movimiento que ha hundido a Hong Kong en su mayor crisis política en décadas y todavía no muestra signos de disminuir.
A última hora de la tarde, un grupo de manifestantes destrozaron y arrojaron cócteles molotov en una estación de metro en la zona de Mong Kwok.
El alcance de las protestas de Hong Kong, que comenzaron por un controvertido proyecto de ley sobre extradición a China continental, se ha ampliado para abarcar las demandas de una mayor democracia y la lucha contra la brutalidad policial.
En los últimos cuatro meses, docenas de periodistas, junto con muchos manifestantes, han resultado heridos por gases lacrimógenos y balas de goma de la policía.
Entre ellos un periodista indonesio que quedó cegado permanentemente en un ojo por una bala de goma cuando cubría una protesta.
Para mantener el impulso del movimiento de protesta liderado por jóvenes pero sin líderes, los activistas en la ciudad semiautónoma de China han estado organizando eventos públicos prácticamente todas las semanas.