El pan, que desde el comienzo de la guerra Rusia-Ucrania ha subido un setenta y cinco por ciento, cuando le han quitado el IVA no ha bajado ni un céntimo, a pesar de que la desaparición del impuesto en el pan, la leche y otros alimentos se ha hecho para beneficiar al consumidor, no al fabricante quien se está embolsando los importes de ese impuesto. Si se suprime el impuesto y el fabricante sigue cobrando lo mismo, la única diferencia es que se embolse el importe del impuesto de forma ilegítima e ilegal. ¿Por qué no se actúa de oficio contra estos defraudadores. La supresión del impuesto no era para beneficiarles a ellos, que ya se han beneficiado sobradamente con las subidas anteriores.
Los panaderos deben haber pensado que “total, por unos céntimos”… pero los céntimos son los mismos por los que antes se han quejado con frecuencia, y ahora los siguen cobrando pero sin necesidad de ingresarlos al Tesoro público, que era ingresarlos en beneficio de todos. No era posible prever esta reacción egoísta y fraudulenta. A nadie se le podría ocurrir que, cuando el costo de un producto baje, porque el gobierno generosamente suprime un impuesto, el productor pueda seguir cobrando lo mismo, lo que equivale a cobrar un impuesto para su propio beneficio, lo cual es, sin ninguna duda, una actividad fraudulenta.
Ahora no echemos la culpa al Gobierno porque el Gobierno ha renunciado a percibir esos miles de euros en perjuicio de las arcas públicas, es decir, en perjuicio de la enseñanza, de la sanidad, de la limpieza, de la seguridad y de otros servicios a los que habrá que renunciar mientras dure la eliminación del impuesto. Lo único que faltaría es que, cuando el impuesto se vuelva a cargar, los “listísimos” panaderos que se lo están embolsando ilegalmente, vuelvan a cargarlo al público. Que llegaran a considerarlo un derecho contraído sería el colmo del descaro y de la vergüenza perdida.
El gobierno no tiene la culpa del comportamiento fraudulento de los productores de pan quienes no tenían bastante con sus brutales subidas con tan altas mejoras de sus beneficios, sino que además han sumado a su cuenta corriente ese importe destinado al consumidor. No tiene la culpa pero algo debería hacer para evitar un fraude de semejante alcance.
