Eso se pregonaba durante la mal llamada “transición a la democracia”, pero ciertas autoridades han estado provocando enemistad de su ciudad hacia Sevilla, un enfrentamiento de capitales, aunque unos pocos pueblos se hayan sumado. Esa enemistad inducida ha roto una hermandad de siglos, por responsabilidad de esos políticos y de la Junta de Andalucía que, incumpliendo su deber de vertebrar Andalucía, lo ha fomentado.
Uno de sus actos contra la unidad de Andalucía, ha sido abandonar la construcción del AVE Sevilla-Santa Ana, que hubiera acercado entre si Almería, Granada, Málaga y Sevilla y poblaciones cercanas a estas o intermedias. No solamente abandonó su construcción, dificultando la comunicación este-oeste, sino que la condenó para siempre al regalar un tramo a ADIF para ahorrarle la reparación de las vías del tren tradicional.
Desde entonces no se ha vuelto a hablar de ese recorrido, que ponía a Málaga y Sevilla a una hora escasa, lo que facilitaba los intercambios entre ambos centros industriales, universitarios, culturales y científicos. Se trataba aislar a Sevilla y con ella se ha aislado también a Cádiz y Huelva y se han dificultado las comunicaciones con el sur de Portugal, con quien tanto tenemos en común.
Los políticos comprendieron muy pronto que la amistad entre ciudades no les beneficiaba. Por eso prefirieron practicar el enfrentamiento.
Juanma Moreno lleva ya seis años ocupando la presidencia de la Junta de Andalucía y que se sepa no ha tenido el menor gesto hacia la recuperación de ese acercamiento físico y la promoción de la cooperación, tan necesaria y beneficiosa.
¿También Moreno teme al acercamiento entre las ciudades más pobladas e industriales? ¿Porque, aunque sin talla suficiente también es político y a los políticos, por desgracia, lo que les satisface es la desunión de los demás, en este caso la división de los andaluces, porque dividir es para ellos una forma de vencer.
