Jorge Rodríguez, alcalde de Trebujena, defiende, como recién elegido nuevo líder provincial de IU, que todos los “que tengamos en común la apuesta por el empleo y la salida social de la crisis” acerquen posturas para ir juntos a las urnas. La división de la izquierda, advierte, pone “alfombra roja a las tres derechas”. También hace autocrítica: “Estamos en el Gobierno pero no debemos abandonar la calle”, sostiene.
Antes de abordar la Asamblea Provincial, ¿qué opina sobre el rechazo al indulto del alcalde de Espera, Pedro Romero, por el cierre de una chatarrería y su inhabilitación por prevaricación?
–Hay que respetar la decisión del Consejo de Ministros, pero creo que había motivación desde el punto de vista social y político para darle el indulto: lo único que hizo Pedro fue hacer caso de los informes técnicos del Ayuntamiento que decían que la chatarrería no tenía licencia para estar abierta al público y la justicia le ha dado la razón. Con respecto a la inhabilitación, ha cometido algún error en la contratación pero nunca ha sido en beneficio propio. Estos fallos en la gestión del día a día no van a enturbiar el magnífico trabajo que ha hecho durante 20 años, del que estamos súper orgullosos en IU.
En cuanto al proceso interno de renovación, ¿por qué no hubo candidatura única?
–Buscamos consenso pero no fue posible. Había un grupo que entendía la renovación total de los órganos (de dirección) con una lista alternativa; nosotros entendíamos que el coordinador saliente había realizado un buen trabajo y que había que seguir una línea continuista. Pasada la Asamblea Provincial, hay integración. Somos ejemplo de participación interna, con el 85%, la mayor participación de IU en todos los niveles y ahora hay que trabajar de forma conjunta para fortalecer nuestra organización que sigue siendo una herramienta necesaria para los trabajadores de esta provincia.
¿José Luis Bueno está en la dirección entonces?
–Por supuesto. Somos 37 de una lista y 34 de otra, integrados como establecieron los militantes. Es lo correcto. Hay pluralidad.
Bueno sugería que contaba con el apoyo de la dirección regional. ¿Qué relación tiene con Toni Valero?
–Buenísimas. Somos compañeros desde hace muchísimos años y he estado apoyándole el pasado fin de semana en la Asamblea Andaluza (donde Valero ha revalidado su liderazgo). Es cierto que la dirección andaluza entendió que la candidatura de José Luis podía representar mejor sus intereses, pero aunque que la dirección andaluza apoye una candidatura no significa que la otra no sea positiva. Ahora no tiene sentido ir mirando quién se ha posicionado a un lado u otro. Tanto Bueno como la dirección andaluza se han puesto a total disposición para trabajar de forma conjunta.
La Diputación es la institución que más recursos ha movilizado para los ayuntamientos en la pandemia”
¿Será Toni Valero candidato a la Junta?
–Lo que procede es terminar el proceso de renovación (quedan pendientes Huelva y Sevilla) y, en función de cómo vayan los tiempos electorales, debatir las candidaturas. Ser coordinador general no significa siempre que sea candidato. Ese debate se tiene que dar entre la militancia.
¿Le parece que es una buena opción?
–Es una persona muy preparada y con experiencia al frente de la organización y tiene que ser una opción como coordinador general. Pero también es cierto que el proceso interno puede ir por un lado y buscar candidatos que signifiquen cierta novedad. Tenemos que preparar candidaturas que ilusionen no solo a los militantes. Antonio Maíllo y Teresa Rodríguez generaron expectativa. Hay que buscar ese perfil.
Las relaciones con Teresa Rodríguez están rotas y existe una disputa por la denominación Adelante Andalucía. ¿Tan importante es la marca?
–Me produce mucha tristeza lo que ha ocurrido con Adelante Andalucía porque fue una apuesta muy importante que dio resultados electorales y generó ilusión. Es una pena que nos veamos abocados a unas elecciones autonómicas donde haya cuatro papeletas en el espacio de la izquierda. Es un fracaso, es poner la alfombra roja para que PP y Ciudadanos, con el apoyo de Vox, gobiernen. Tenemos que pensar menos en la parte interna y escuchar más a la gente que se siente de izquierda. Tenemos que volver a sentarnos todos, Podemos, Más País, Anticapis, AxSí, los que tengamos en común la puesta por la recuperación del empleo y la salida social a la crisis para que el día que se convoquen elecciones los andaluces tengan clara una papeleta en el espacio de la izquierda.
Entretanto, el Gobierno del PP se consolida...
–Lo que más a favor ha tenido el PP es la división de la izquierda y que el PSOE ha estado apagado, especialmente Susana Díaz, que ha estado más en las primarias y en salvar el sillón que en hacer oposición. En una crisis como esta no se puede usar el Covid y las muertes como herramienta política, pero parece ser que estamos saliendo y hay que volver a la oposición con propuestas concretas contra un PP que apuesta por la educación y la sanidad privadas.
¿Habrá mejor sintonía con Juan Espadas?
–Lo primero que ha hecho Espadas ante la renovación de cargos andaluces de IU ha sido felicitarnos, cosa que no había ocurrido desde hace muchos años. Es positivo. Aunque he sido muy crítico con el PSOE, que ha hecho que Cádiz sea la provincia con más hospitales privatizados de Andalucía, no es lo mismo que el PP. La Junta ha hecho esta semana un homenaje a José María Pemán, mientras en Trebujena se ha comenzado la exhumación de las fosas comunes para hacer justicia con las víctimas del fascismo y PSOE y Unidas Podemos han aprobado el proyecto de Ley de Memoria Democrática.
Con respecto al discurso, insiste en la necesidad de dar respuesta a las clases trabajadoras, pero Toni Valero carga contra Vox, al que acusa de crear chivos expiatorios como los inmigrantes o el colectivo Lgtbqi+. ¿No le preocupa que las políticas identitarias copen la agenda?
–Es un error prestarle a Vox más atención que la que se merece con la pequeña representación que tiene. Es una organización política que ha venido a dividir y a enfrentar; no hay que entrarle al trapo, lo que hay que hacer es aplicar políticas anti Vox, que son políticas que defienden la libertad. El protagonismo ya se lo ha dado el PP en algún momento como con la famosa foto de Colón, la foto de la vergüenza.
No vamos a parar porque el proceso de privatización de la sanidad de la Junta con Pascual sigue adelante”
¿Cómo le explica a sus vecinos que pagamos más que nunca por la luz pese a que Unidas Podemos garantizó que pondría firmes a las eléctricas?
–Gobernar es superar contradicciones constantemente. Una cosa es estar en el Gobierno y otra cosa es estar en el poder. Una cosa es ser ministro de Consumo y otra cosa es poder decidir la política energética que viene siendo manipulada y tratada por diferentes leyes que le dan la razón al mercado privado y a los oligopolios. Es difícil explicar que hace 30 o 40 no se tendría que haber permitido, tal y como pedía IU y el PC, que se privatizaran servicios esenciales. Pero hay que poner ejemplos. Nosotros como fuerza minoritaria del Gobierno hemos podido sacar iniciativas que permitan bajar un poco el impacto de la subida de la energía, pero decimos que podemos estar en el Gobierno y debemos seguir en la calle, apoyando a las organizaciones de consumidores porque nuestro modelo energético es un modelo de intervención pública donde el Estado pueda decidir sobre el precio de la luz y no esté supeditado a los intereses de las grandes multinacionales.
No ha funcionado el Ingreso Mínimo Vital...
–En la anterior crisis no hubo una medida de este tipo, hubo todo lo contario, con la reducción de empleados públicos o el abaratamiento del despido. Es una medida revolucionaria. Pero soy crítico con respecto a la gestión porque el Estado no ha sido capaz de poner los recursos humanos suficientes para que llegue de manera rápida y urgente a los ciudadanos. No todo se hace aprobando una consignación presupuestaria, hay que ampliar plantillas.
¿Hace lo suficiente el Gobierno con Airbus?
–Estoy seguro de que se puede hacer más pero Airbus es una empresa privada. El fondo de la cuestión es que las multinacionales no pueden tratar las fábricas y a los trabajadores como meros números. Deben ser responsables. En los momentos de bonanza no repartieron capital entre los trabajadores, se ha repartido entre los directivos y los accionistas, pero, sin embargo, cuando vienen las vacas flacas son los trabajadores los que pagan las consecuencias.
Como alcalde, ¿se ha sentido apoyado por los gobiernos en la gestión de la pandemia?
–La institución que menos ha ayudado a los ayuntamientos ha sido la Junta. Hemos recibido, no mucha, ayuda del Estado, pero, la institución que más recursos ha movilizado ha sido la Diputación. Tengo que agradecer personalmente a Irene García que haya multiplicado por cinco y por diez lo que han destinado tanto el Gobierno de la Nación como la Junta.
La mitad de los trebujeneros trabajan en el ámbito sanitario. ¿Cómo vive la pandemia?
–Sobre todo al principio, hemos vivido momentos muy complicados. En marzo, abril y junio de 2020, los profesionales trabajaban con bolsas de basura. No hago responsable a la Junta, como país no estábamos preparados. Tenemos un sistema sanitario que para nosotros era la joya de la corona de la corona y sin embargo no tenemos ni una sola empresa que haga equipos de protección individual y dependemos de exportaciones de países lejanos. Hemos tenido momentos con más de 100 personas positivas de forma simultánea y tasas de 1.500 o 1.600 casos por cada 100.000 habitantes, y hemos perdido cinco vidas. Es muy duro. Tenemos que aprender que es importante tener un sistema público sanitario fuerte.
Trebujena se movilizó en plena pandemia para evitar que Pascual siguiera ganando terreno.
–Y lo paramos. Nos parecía un auténtico atropello que la Junta, tres meses después del comienzo de la pandemia, mandara privatizar 15 especialidades y que más de 200.000 habitantes fueran derivados a clínicas concertadas de Pascual. Fue un atropello. Trebujena catalizó el aprecio de los ciudadanos a la sanidad pública ante este ataque privatizador y nos movilizamos con una marcha a pie histórica. Hemos sido referentes para las mareas blancas, y así lo han expresado. Sacamos a 2.000 personas desde Trebujena para dar un abrazo al hospital público de Jerez como gesto simbólico que hizo retroceder a la Junta. Pero no vamos a parar porque ahora mismo el proceso de privatización de la sanidad con el grupo Pascual sigue adelante. Se ha acabado la concesión de cuatro años el mes pasado pero sigue prestando servicio a la Administración cobrando por un servicio que en muchos casos ni siquiera presta sin tener ningún tipo de contrato en vigor. Es una vergüenza.