El bombero Salvador García regresó a Puente Genil a principios de semana tras participar, junto a sus compañeros de la organización no gubernamental Bomberos Unidos Sin Fronteras (BUSF) en las tareas de rescate de supervivientes del terremoto de Turquía, una experiencia que le ha dejado emociones contrapuestas. “ Animícamente estoy bien, pero tengo una contraposición de sentimientos por lo que hemosdejado allí, aunque lo positivo es que hemos tenido la gran suerte de ayudar a sacar a una chica con vida”, explicó García.
Salva señaló que la experiencia del viaje al país otomano en las horas posteriores al seísmo fue compleja, “porque a medida que te vas acercando a la zona del terremoto comienzas a ver la devastación y la gente te va pidiendo ayuda para sacar a un familiar que no sabes si va a estar vivo o muerto, por lo que tienes que descartar”.
El pontanés explicó que uno de los principales obstáculos que se ha encontrado el equipo de rescatadores españoles ha sido la climatología con temperaturas de muchos grados bajo cero, especiamente por las noches, que unido a la falta de descanso por el intenso trabajo realizado, complicaron el desarrollo de su labor. Sobre el rescate de la joven que pudieron sacar con vida de los escombros de un edificio, Salva mostró su alegría, ya que actuar en esas condiciones fue tremendamente difícil. “Sobrevivir en el interior de un edificio colapsado depende del hueco de vida que te quede dentro, y en este caso en esas 14 horas de trabajo tuvimos que ir muy despacio y con mucho cuidado, de hecho, en esas horas sufrimos una réplica y si aquello llega a colapsar, las seis o siete personas que estábamos dentro de la galería no hubiéramos salido. En esos momentos, tú eres consciente y sabes del peligro que tienes a tu alrededor, pero realmente te puede otra cosa y estás ahí a tope”, afirmó.
“Las primeras horas tras el terremoto son super imnporrtantes, hay personas que aguantan más y otras menores y también depende de si están heridas o no. Resistir en condiciones extremas es díficil y en el caso de este rescate, evidentemente nosotros no sabíamos si esa chica podía aguantar. Afortunadamente ella está bien, fuimos a verla al hospital y nos pudimos despedir de ella, fue muy emocionante”.
Salva García también quiso valorar dos aspectos. Por una parte el trabajo de los perros que acompañaron a los bomberos. “Ellos son los mejores miembros del equipo. El perro nunca falla, es nuestra mejor herramienta de trabajo y sin ellos no seríamos nada”, dijo con rotundida. Por otra, el bombero pontanés también tuvo palabras de agradecimiento por el trato tan hospitalario recibido por los habitantes de Elbistán, la ciudad en la que trabajaron. “Toda la gente se ha portado muy bien con nosotros, han sido muy agradecidos, nos traían la comida aunque ellos no tuvieran, la verdad es que ha sido espectacular”. Por último, Salva García ha reconocido que ahora toca intentar descansar un poco “y masticar lo que hemos vivido”. “Siempre hay cosas que mejorar y hay que analizar cómo ha pasado todo, qué hemos hecho y ver lo que se puede hacer mejor”, dijo el bombero, agradecido también por el cariño que ha recibido de sus paisanos.
