Dicen las previsiones del tiempo que este fin de semana vaticina algo de lluvia para nuestro pueblo. También ha dado levante y ya nos lo dicen la gente de la mar: “cuando hay levante aquí no llueve”. Es necesaria la lluvia, nuestros campos, nuestra ganadería, nuestras calles, nuestros coches, nuestras mentes necesitan que el agua vuelva a la tierra, de forma controlada y moderada, no como la última dana que llegó a esta España que tan marchita tiene las mentes de sus políticos.
También ellos necesitan que les rieguen las cabezas, a ver si florece alguna buena idea de ellas, y no se queden en unas acusaciones mutuas y llenas de incoherencias.
Los conservadores llamando a la movilización popular ,y los liberales acusando a la derecha de querer romper el estado de derecho, cuando ellos entran en conversaciones con grupos políticos cuyos líderes están condenados, para hablar de indultos, olvidando la separación de poderes que hace grande e independiente una Democracia, y que cada vez tiene más injerencias de los colores partidistas de siempre.
Yo crecí con unos conceptos sobre la ideología política donde eran los liberales los que salían a pedir sus derechos a la calle y donde el concepto de Estado se tenía meridianamente claro por ambas partes. Parece que el narcótico del poder ha hecho un daño enorme en la clase política de este país, olvidando cualquier precepto ideológico, cuando seguramente volver a ellos, sea el único y mejor camino para alcanzar una victoria electoral. Pero para eso hay que tener paciencia y eso es algo que esta sociedad ha perdido, empezando por sus representantes públicos.
También necesitamos la lluvia para que las calles queden limpias, porque hay que reconocer que no han estado todo lo relucientes que deberían en este verano. Pero, lejos de que sea considerado como una excusa, hay que decir que es complicado prestar los servicios de un municipio de 22 mil habitantes cuando se le tiene el pie en el cuello en cuanto a los ingresos de Participación del Estado desde tiempos inmemoriales y se consigue hacer de Barbate un referente turístico incontestable, duplicando con creces la población en los meses de julio y agosto. Insisto, no es excusa, son datos y realidad.
Acaba el verano, se acerca la rutina del invierno, trabajo, colegio, protestas en los bares de lo mal que funciona todo..., pero, al final, Barbate sigue siendo el pueblo que siempre hemos querido.
Pero necesitamos concienciarnos de que este pueblo no mejora sólo con la gestión de los 21 concejales del Consistorio, es necesaria y fundamental la participación de todos los que en él vivimos, en limpieza, en cuidado de calles, en respeto de las normas y en generar ideas que desarrollen nuestros recursos. Iniciativa ciudadana y privada que vaya de la mano del Ayuntamiento. Seguimos residiendo en el mejor enclave del mundo, sólo tenemos que saber estar a la altura de nuestro pueblo.
Ojalá llueva pronto…
