El gobierno municipal tiene la difícil tarea de contentar a todos los ciudadanos y para ello arbitrar fórmulas que permitan convivir a las tradiciones con la legalidad soslayando si es necesario y de forma temporal cuestiones que podrían chocar con distintas sensibilidades.
Conseguido el propósito lo más ajustado posible al deseo de la mayoría, su misión consiste en devolver a la mayor brevedad la normalidad a las actuaciones que haya tenido que realizar cumplir el cometido.
Por eso choca sobremanera que a día 13 de junio, miércoles, de 2012, permanezcan en la calle Real, frente a la iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo, sendos mástiles con las banderas de España y del Estado Vaticano, además de una bandera española presidiendo el primer templo de la ciudad.
Una situación que podría herir sensibilidades sin necesidad alguna, a no ser que el Ayuntamiento ofrezca alguna explicación como que retirándolas una semana más tarde se va a conseguir un ahorro económico, como ha conseguido retrasando el equipamiento de la playa, por ejemplo.
Si en cambio se ha "olvidado" de arriar como corresponde la enseña nacional, la denuncia no sería tan tibia como intenta manifestar en este texto porque se estaría ofendiendo a todos los ciudadanos a los que ampara la enseña nacional de España.