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La discriminación positiva que salva vidas de mujeres... o no tantas

Cuatro jueces de cada una de las asociaciones de magistrados hablan sobre las virtudes de la Ley de Violencia de Género, las denuncias falsas o su fracaso.

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  • Pérez Gómez: “Las leyes evolucionarán pero por ahora es necesaria”
  • Gallardo: “Cada año hay más mujeres asesinadas. Algo se está haciendo mal”
  • Parra: “No se ha ocultado nada por el CGPJ y las denuncias falsas son mínimas”

 "La violencia de género es la más aberrante expresión de desigualdad entre hombres y mujeres en la sociedad actual".

Así comenzaba su exposición Francisco de Asís García González, el único abogado de las cinco personas que dan su opinión sobre el tema, sobre lo que es y por qué es el problema estructural más deleznable al que se enfrenta una sociedad avanzada del siglo XXI.

Se trata de una cuestión cultural que incluso se transmite por las madres a hijos e hijas y que tiene sus antecedentes más próximos en el Código Penal que han sufrido las mujeres españolas en épocas pasadas.

La raíz de ese problema cultural -que como cultura tendría otro debate- pero con raíces en la propia legislación que lo ha defendido -que es de lo que se trata aquí-, está en diversos artículos que afectaban directamente a las mujeres y a su desarrollo.

 El Artículo 57 del Código Civil decía que el marido debe proteger a  la mujer y ésta obedecer al marido. El 58, que el domicilio del marido sería conyugal, por lo que la mujer debía seguir al marido y fijar su residencia donde éste hubiera fijado el domicilio.

El 321 subordinaba al arbitrio del padre de familia a las mujeres menores de 25 años. El articulo 61 exigía el permiso marital de la mujer casada si quería disponer de sus propios bienes parafernales.

El Código de Comercio requería la licencia marital para la mujer que quería ejercer el comercio, aunque era el marido quien administraba la sociedad conyugal.

"La guinda del pastel, si me permiten la expresión, es el Código Penal, una figura que hunde sus raíces en el Derecho Romano y donde pervive el derecho medieval que es la venganza de la sangre", dice García González. 

El Código Penal de 1870 establecía que el marido, si sorprendía a su mujer en adulterio, podía matarla a ella y a su amante. Este privilegio fue eliminado en 1963, en el tardofranquismo, lo que da idea de cómo esta especie de doctrina machista está todavía incardinada en la sociedad. Han pasado apenas 60 años.

"Esta cobertura legal retroalimenta una cultura machista que se perpetúa en una memoria colectiva que sigue estando vida porque vivos están los que todavía transmiten esta cultura".

No obstante y como se decía antes, García González centra el debate en el contexto jurídico, habida cuenta de que serán cuatro jueces, uno de cada una de las asociaciones de jueces que existen en España, los que darán su opinión sobre el tema.

 

Asociación de Jueces Francisco de Victoria

Después de distintos recursos, el caso llena al Tribunal Supremo que condena a la mujer a tres meses de prisión por violencia doméstica sobre el hombre y al marido a seis meses por el mismo delito.

Ante esa sentencia surge el debate sobre dónde está el artículo 1.1 de la Constitución, o el artículo 14 o el derecho de la presunción de inocencia del artículo 17. Todos de la Carta Magna.

El juez José Pérez Gómez, de la Asociación de Jueces Francisco de Victoria, considera ha sido necesario legislar sobre las relaciones de las mujeres con los hombres porque "de toda la vida hay una disfunción y una superioridad del hombre sobre la mujer en sociedad española".

Pérez Gómez recuerda que el Tribunal Constitucional ya habló sobre igualdad real y efectiva que permite una discriminación positiva en favor de las mujeres que por tradición y por normas legales estaban subordinadas a los hombres.

"Eso es necesario para hacer una sociedad más democrática y más justa en la que las mujeres lleguen a los puestos que se merezcan en virtud de su competencia, su trabajo y su interés", dice el juez Pérez Gómez.

Una de las consecuencias de esa discriminación positiva es el diferente trato que se da a hombre y mujer cuando se trata de pareja o ex pareja, que es la que se refiere a la sentencia mencionada. Lo que viene a decir el Tribunal Supremo es que cuando se da una disputa entre una mujer y hombre, el hombre si sitúa en un plano de superioridad y por eso se impone la sanción mayor.

No obstante, Pérez Gómez recuerda que esa sentencia no fue por unanimidad de los jueces y existen unos votos particulares que vienen a reclamar que se demuestre que concurre ese elemento que genera la desigualdad. O sea, si en ese caso en concreto el hombre estaba en un plano de superioridad sobre la mujer.

Aun así, la posición de la Asociación de Jueces Francisco de Victoria es "el pleno respeto a la legislación y a la decisión del Tribunal Supremo en la seguridad de que será la propia sociedad la que vaya evolucionando sus leyes". Pero por ahora considera que la discriminación positiva sirve para equilibrar los derechos de hombres y mujeres, "por lo menos por ahora".

Juezas y Jueces para la Democracia defiende también en mantenimiento de la Ley de Violencia de Género declarada constitucional por el Tribunal Constitucional. Marcos Antonio Blanco Leira, representante de esa asociación de jueces, considera que el caso del que parte el debate "ha llamado mucho la atención, pero le llamaría la atención a quienes no hayan leído la Ley". "Es verdad lo de los votos particulares, pero está la Ley y nosotros estamos sometidos al imperio de la Ley".

Blanco Leira incluye un giro en el tema en cuestión al recordar que su asociación viene pidiendo desde hace años una mayor presencia de la mujer en los altos órganos de la Justicia y la Ley de 2018 habla de tener en cuenta a la mujer en los nombramientos. "Hay pocas mujeres en el Tribunal Supremo; pocas mujeres presidiendo Audiencias; pocas mujeres con cargos en la cima de la carrera judicial, aunque a título personal creo que en parte es debido a que la mujer ha accedido tardíamente a la carrera judicial".

De hecho, hasta mediados de la década de los 60 del siglo pasado la mujer no podía acceder a la carrera judicial. "Actualmente hay más mujeres jueces que hombres y la verdad es que están copando los primeros puestos. Son más estudiosas o les va mejor en las oposiciones".

El representante del Foro Judicial Independiente, Conrado Gallardo Correa, es tajante al afirmas que las política de violencia de género "han fracasado; están en la Ley, las tenemos que respetar, pero han fracasado. Cada año hay más mujeres asesinadas, con lo cual, en lugar de persistir a ver si alguna vez dan resultado, deberíamos de plantearnos por qué están fracasando y por qué aumenta el número de víctimas". "Algo se está haciendo mal".

 

"La Ley de Violencia de Género ha fracasado"

Gallardo Correa sí cree que la Ley de Violencia de Género introduce una "desigualdad injustificada y concretamente, inútil. Dicen que el 90 por ciento de las víctimas son mujeres y eso es verdad e indiscutible, pero también hay hombres y además está el problema de las parejas homosexuales donde también hay víctimas de hombres".

No obstante y aunque son porcentajes pequeños, "la Justicia no debe tratar distinto a una persona por pertenecer a un grupo minoritario de víctimas. Yo creo que el trato debe ser igualitario. Y además es inútil porque no está dando resultado y aunque decir eso sea políticamente incorrecto porque parece que se mienta a la madre de alguien, es así".

También es -dice Gallardo- "contradictorio" porque en el año 1983, "los mismos que ahora defienden la Ley de Violencia de Género suprimieron el agravante de desprecio de sexo que hacía que se castigase más severamente cuando era un hombre el que atacaba a una mujer, porque decían que era contrario a la igualdad entre hombres y mujeres". "Y lo es. Considerar a la mujer, el sexo débil, el sexo inferior y por tanto necesitado de una mayor protección penal, a mí me parece que no es bueno para las mujeres ni es una política beneficiosa".

En resumen, dice el representante del Foro Judicial Independiente, cree que es necesario una revisión de la Ley y asegura que "se están ocultando datos que no se están publicando desde hace varios años por el Consejo General del Poder Judicial, porque los datos revelan unos determinados patrones de violencia de género".

¿Qué consecuencia tiene que no se estén estudiando estos datos", de pregunta Gallardo. "Que la Policía no puede proteger  todas las mujeres de España porque no tenemos medios; necesitamos identificar cuáles son los sectores de riesgo y para identificar los sectores de riesgo donde debemos centrar los esfuerzos hay que hacer estadísticas de victimología. Y eso no se está haciendo".

Ahora mismo se está haciendo una "protección indiscriminada", dice Gallardo, que también se refiere a las denuncias falsas como un factor "que se está ocultado y aunque algunas no vayan a juicio sí tienen consecuencia para las personas que se vez afectadas".

 

Una visión "comprometida"

El cuarto de los jueces en abordar el tema es la antítesis del anterior, entre otras cosas porque es un auténtico especialista en violencia de género. El magistrado Juan José Parra Calderón negó categóricamente que no se estén publicando algunos datos y aunque negó ser un experto sí reconoció que después de muchos años tratando con la violencia de género "les puedo dar una visión netamente comprometida con el tema".

Juan José Parra se sirvió del relato La rana que no sabía que estaba hervida, de Olivier Clerc, una fábula que explica que cuando los cambios tienen lugar muy lentamente, la mayoría de las veces no suscita reacción de oposición o rebeldía.

"Esa fábula sirve para describir la falta de conciencia que tiene una mujer tras el deterioro sufrido como consecuencia de una violencia de género, verbal, física o como sea. Esto es terrible", dijo Parra.

"Ha sido un insulto; ya cambiará. Es la primera vez que me ha dado una guantada; ya cambiará. Ahora vienen los hijos y con los hijos se va a estabilizar... Todo va a cambiar..."

La mujer "ha perdido ya la conciencia, entra en una dinámica peligrosa y esto es violencia de género. Aquí no se puede hablar de igualdad efectiva ni de trato similar. Esto es horrible y tenemos que primar la protección de la mujer que es la auténtica víctima".

"No se ha ocultado nada por el Consejo General y las denuncias falsas son mínimas. Se confunde de forma malintencionada denuncia falsa con valoración de pruebas y sentencia absolutoria. Cuando una mujer denuncia a un hombre por violencia de género y se dicta una sentencia absolutoria, ha habido una valoración de la prueba y jamás se puede llamar denuncia falsa. Eso es lo que determinados colectivos, incluyendo a determinados grupos policiales, están intentando investigar. Y no. No es esto".

En un procedimiento penal -explica Parra- "se aspira a la verdad material pero a veces nos quedamos en la verdad formal con las pruebas que nos han suministrado. Con esto quiero transmitirles que a pesar de los pesares, tenemos una Legislación avanzada en materia de violencia de género".

No obstante es cierto que falta medios y que no puede haber un policía por cada mujer ni poner una pulsera telemática a cada mujer maltratada, "pero no se desanimen. La Ley Orgánica está en vigor porque era necesario que estuviera en vigor".

LA FÁBULA

Imaginen una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana esto le parece agradable, y sigue nadando. La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta y además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia.
Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar y no hace nada más. Así, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada, hasta el momento en que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado el menor esfuerzo para salir de la cazuela.
Si la hubiéramos sumergido de golpe en un recipiente con el agua a cincuenta grados, ella se habría puesto a salvo de un enérgico salto.


Reflexión:
"Lo que nos enseña la alegoría de la rana es que siempre que existe un deterioro lento, tenue, casi imperceptile, pasa inadvertido y la mayoría de las veces no suscita reacción, ni oposición, ni rebeldía".

 

(El acto tuvo lugar en el Centro de Congresos Cortes de la Real Isla de León dentro de la programación de la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes. El debate completo pueden verlo en 7TV Bahía en el programa Académicos, aunque por su duración se emite en dos programas semanales consecutivos).

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