La crisis del coronavirus ha golpeado en la diana de la economía de Sanlúcar, una ciudad que vive mayoritariamente del turismo y la hostelería. La llegada del coronavirus ha coincidido con un gran momento de esplendor de la hostelería de la ciudad, unida para reclamar ser elegida Capital española de la Gastronomía en 2021. La Catedral de la Tapa, la despensa de productos del campo y del mar busca ahora reinventarse. Mientras el sector productivo continúa sacando al mercado sus excelencias, la hostelería busca fórmulas para reinventarse y campear el temporal. Uno de estos innovadores es el espacio gastronómico DécimoArte, especializado en cursos temáticos de cocina en directo. Tras la crisis del coronavirus, las redes sociales se han convertido en su principal aliado y, de cara al futuro más inmediato, se plantean una apertura temprana respecto a otros establecimientos ya que las dimensiones del local y el tipo de servicio que ofrecen va a ser compatible con mantener las medidas de higiene que baraja el Ministerio de Sanidad.
“La idea es reinventarnos”, señala Jesús Márquez, gerente de Décimo Arte. De esta forma, apostarán por el delivery, el envío a domicilio de la comida que elaboren durante los cursos que realicen y retransmitan en directo a través de sus canales en redes sociales.
También el Restaurante El Espejo, recomendado por la Guía Repsol y con un Bib Gourmand de la Guía Michelín está barajando la elaboración de comida para llevar. En su caso, tal y como explica su propietario y chef, José Luis Fernández Tallafigo, la crisis del coronavirus le ha afectado con mayor intensidad, ya que entre un 40-45% de los clientes del restaurante es extranjero, un público que este verano, no podrá llegar. “La situación es complicada con el público nacional, que acude al restaurante en situaciones especiales. Por eso vamos a variar la oferta, para hacerla más cercana y manteniendo nuestra apuesta firme siempre por el producto local, de kilómetro cero”, la materia prima que forma parte de la filosofía del restaurante. Su prioridad ahora mismo es la seguridad del cliente, por lo que la comida que elaboren para llevar a casa será esterilizada y envasada con todas las garantías. “Estoy barajando la posibilidad de hacer delivery en cuanto se levante un poco la situación... poco a poco”, señala Tallafigo. “Las perspectivas son bastante malas, pero trabajamos en el escenario de que vuelva a la normalidad y dándole toda la confianza al cliente”, añade el responsable de El Espejo. La llegada de ayudas como préstamos ICO o para autónomos abren una vía de esperanza para el sector de la restauración, si bien sí ponen de manifiesto la tardanza en la resolución de los ERTE, a los que se han acogido la mayoría.
Uno de los aspectos que ha influido de manera generalizada en la economía de los negocios gastronómicos ha sido el hecho de que la crisis saltara antes de la Semana Santa, un balón de oxígeno que este año no tendrán. Por eso, otros locales han optado por reducir al máximo sus costes. “Hemos apagado cámaras, reducido el contrato de suministro de energía y solicitado ERTEs”, constata el Jose Manuel Parejo, Pigui, propietario del restaurante Mirador de Doñana, en Bajo de Guía , así como del Salaero, discoteca y bar de copas y el chiringuito La Orilla. “Tengo fe en que en junio podamos abrir el restaurante con las medidas de seguridad que están indicando las autoridades”. “El local permite aumentar la separación entre mesas y podríamos comenzar a funcionar, aunque las previsiones de ingresos con respecto a otros años van a descender en un 50%”. Pero lo más desalentador es la incertidumbre “de no saber cuándo podremos abrir ni en qué condiciones”, una consideración en la que coinciden la mayoría de los propietarios de locales de restauración.
Copas y chiringuitos
En su caso, la mayor duda se centra en la apertura del chiringuito. “Con la perspectiva de que no se celebren las Carreras de Caballos, nuestro gran aliciente, y la limitación del aforo, no compensa”. Apostando por mantenerlos abiertos, han solicitado al Ayuntamiento de Sanlúcar, a través de la Asociación de Chiringuitos de la provincia de Cádiz (Achipca), la suspensión del canon de los chiringuitos de playas durante esta anualidad, entre otras medidas. “Creemos que esta situación excepcional ha originado un impacto directo en la economía y confiamos en que el sector turístico sea el motor en el que podamos impulsar nuestra recuperación de la actividad”, exponen desde la asociación confiando en que sus peticiones sean atendidas.
Otra realidad es la que se plantea para los bares de copas. Ángela Izquierdo, propietaria de La Juanela, La Barbería y el chiringuito Vida Mía plantea una visión optimista ante una situación “que tenemos que afrontar haciendo frente a lo que venga”, aunque eso suponga la incertidumbre de no saber cuándo podrá abrir las puertas de un nuevo local de ocio que estaba a punto de inaugurar en la zona centro. También ha visto como la III edición del festival gastronómico Gastromúsica, de aplazaba el pasado mes de marzo “sin fecha en el calendario”. “La situación que viene es muy complicada, pero nos va a coger fuertes y con confianza en que Sanlúcar estaba al alza. Nos va a hacer daño pero la gente va a seguir queriendo venir aquí cuando pase esto”, afirma la empresaria, hija de uno de los propietarios de Balbino, con quien ha colaborado donando 1.000 euros en compras a la cocina solidaria.
Todas las crisis llevan implícita la posibilidad de reinventarse, Y a eso aspira el sector de la restauración.