Juan Rojas Vázquez, el empresario inmobiliario sevillano que ha visto cómo uno de sus clientes a quien entregó una casa en mal estado ha acabado forzando la declaración de concurso de acreedores de su grupo, lleva años utilizando un entramado empresarial para tratar de ocultar sus bienes a la acción de la justicia. Así se desprende de la documentación a la que ha tenido acceso Viva, en la que se recoge la existencia de tres sociedades patrimoniales -Olympo Patrimonial, Itálica Capital y San Telmo Inmuebles- que se han utilizado en los últimos años para trasvasar propiedades de Rojas para evitar su embargo ante las demandas presentadas por clientes y exempleados.
La deuda asociada al concurso de acreedores asciende a cerca de 100 millones, correspondiendo 80 de ellos a entidades financieras (BBVA y Popular, sobre todo).
De hecho, Rojas controla Ferro Grupo Empresarial (cabecera de su actividad inmobiliaria y que a su vez posee el 100% de Urbanizadora Rojas, la sociedad que ha entrado en concurso el 9 de marzo) a través de dos de esas patrimoniales: Italica y Olympo. Cada una de ellas posee un tercio de las acciones, mientras que el tercio restante lo controla el propio Rojas.
Ventas
La más relevante de esas patrimoniales, en cualquier caso, es San Telmo, la sociedad que Rojas compartía con su esposa, Cecilia Sánchez. Actualmente es Sánchez quien posee la totalidad de las acciones. Tras el inicio del declive de la actividad inmobiliaria del grupo en 2008, a esta sociedad se fueron volcando desde otras del grupo distintas viviendas de Rojas en Bormujos (Sevilla), Islantilla (Huelva) y Sevilla capital.
La vivienda de Bormujos, incluida en una promoción realizada por la propia Urbanizadora Rojas, fue vendida en agosto de 2015, justo cuando un juzgado de lo Social aceptó dentro de las demandas por impago de salarios de varios exempleados, indagar en San Telmo Inmuebles. Esta sociedad había quedado hasta entonces fuera del radar de la justicia en esas demandas.
De la misma manera, el mismo día que Rojas despidió a sus 13 empleados en agosto de 2013 sin indemnización y con 6 nóminas impagadas, San Telmo Inmuebles vendió otra casa que poseía en Islantilla. En San Telmo Inmuebles figura además la vivienda habitual del empresario, en la Plaza de Cuba de Sevilla. Ante esta vivienda se han producido en los últimos años concentraciones de protesta de compradores de viviendas de VPO en Dos Hermanas y Tomares que entregaron cantidades a cuenta que no se le han devuelto y que han visto las obras de sus viviendas paralizadas.
De igual forma, el empresario sigue poseyendo, a través de otra filial de Ferro Grupo Empresarial, una gran finca en Morón de la Frontera en la que gastó más de 6 millones de euros para reformar los mil metros cuadrados de cortijo que hay en su interior. Agrícola Juan Rojas es la sociedad que posee esta finca.
Ferro Grupo Empresarial, la cabecera del grupo, aparece además en la lista de grandes morosos difundida en diciembre por el ministerio de Hacienda, con una deuda con la administración de 2,8 millones. Y, entre los proveedores a quién más dinero debe está la constructora onubense Digamón, con más de 1 millón.
De Islantilla a las VPO
Juan Rojas, sobrino del que fuera presidente del Sevilla FC y empresario del sector inmobiliario, constructor y hostelero Gabriel Rojas, comenzó su actividad empresarial en Almonte (Huelva) ligado a actividades agrícolas. Tras dejar en el municipio también varias deudas pendientes por el fracaso de esas actividades, resucitó la pequeña promotora propiedad de su padre y comenzó su acercamiento a la antigua El Monte.
De su mano se convirtió en uno de los principales promotores, en la década de los 90 y principios de siglo, de la zona de Islantilla, en los municipios de Lepe e Isla Cristina (Huelva). En distintas promociones levantó más de 800 viviendas en torno al campo de golf de esa zona.
La más conocida es Hacienda Golf, aunque también ha sido el origen último de su concurso. Uno de los clientes, descontento con el estado en que le entregó la vivienda, lo denunció para que le devolviera el dinero entregado como adelanto. Tras ganar el juicio y solicitar el reintegro, Rojas se negó y el cliente instó entonces el concurso forzoso.
Tras comenzar la crisis en 2008 y reducirse drásticamente las ventas en Islantilla, se reorientó hacia la VPO en municipios de la corona de Sevilla como Dos Hermanas y Tomares. Una actividad mucho menos rentable y que además acabó por hundirle.