El grupo, en el que había cuatro niños y que estaba compuesto por 26 españoles, tres portugueses, un polaco y un haitiano casado con una española, fue recibido por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y la secretaria de Estado de Cooperación, Soraya Rodríguez.
Envueltos en mantas, bajaron del avión y se fueron abrazando a los familiares que les aguardaban, muchos de ellos sin poder contener las lágrimas. Sandra Betroni, la hija del matrimonio residente en Torrejón de Ardoz fallecido en Haití, no pudo con tanto dolor y se cayó de rodillas al suelo.
Sus amigas, desplazadas a la base para recibirla, declaraban minutos antes a los medios que Sandra esta “enferma del riñón” y que seguramente iría directa al hospital.
De momento se desconoce cuándo serán repatriados los cadáveres de sus progenitores, que son velados en Haití por sus otras dos hermanas, ya que las gestiones para traerlos a España “son muy complejas”, como así lo ha explicado el propio ministro Moratinos en la base de Torrejón.
El titular de Exteriores ha reiterado que, de momento, siguen siendo 87 los españoles localizados “sanos y salvos”, de los 111 registrados en el consulado de Haití, aunque “no todos -ha dicho- tenían porqué estar en ese momento” en el país caribeño.
También ha aclarado que todos los supervivientes que, de momento, han manifestado que querían volver son los que llegaron ayer.
Entre ellos, una cooperante española que ha relatado el caos en el que está sumido el país y lo peligroso que resulta repartir comida sin escolta, “porque te pueden matar”.
También ha dicho que se siente privilegiada por el hecho de estar viva.
Un privilegio que han compartido los familiares que les aguardaban en la base aérea, sin poder contener la emoción.
Algunos han hecho incluso un gran esfuerzo para atender a los medios, como la madre de la cooperante Carolina del Campo, que ha regresado a España con sus dos hijas pequeñas, y cuyo marido ha resuelto quedarse en Haití.
Otros padres han relatado la angustia padecida y las pocas horas de sueño hasta que les confirmaron que sus hijos vivían.
Ricardo se encuentra entre estos supervivientes y ha contado cómo el terremoto le pilló en la oficina y, aunque el techo se le desplomó encima de la cabeza, logró salir del edificio por un agujero.
La primera asistencia sanitaria y psicológica ha corrido a cargo de los trabajadores de Cruz Roja, ONG que ha desplazado cinco ambulancias y que tres horas antes cargaba un avión en esta misma base de Torrejón con cinco plantas potabilizadoras para abastecer a 15.000 personas al día.